Historial de Catequesis

“ He venido a salvar lo que estaba perdido ”

Todos están llamados a la salvación
Iª Lectura: Sabiduría (11,23–12,2): La bondad del ser creado

I.1. Hermoso texto del libro de la Sabiduría. Hermosa reflexión y plegaria a la vez que canta la grandeza de Dios en la creación como misterio de su “sabiduría”. Lo creado tiene sentido, no solamente porque sale de las manos de Dios, sino porque es bueno y tiene un sentido positivo. Es verdad que el texto viene a culminar un repaso a la historia del pecado de Egipto que tuvo en sus manos al pueblo elegido. Dios podía haber reducido a la “nada” a ese pueblo. Pero no fue así. El autor, probablemente escribe en Alejandría y ve todavía la grandeza de ese pueblo, aunque ahora en manos helenistas.

“ No se atrevía ni a levantar los ojos al cielo ”

Iª Lectura: Eclesiástico (35,12-14.16-18): El culto que agrada a Dios

El texto del Eclesiástico, o Sirácida, se enmarca originariamente en la descripción de la verdadera religión. Se pretende poner de manifiesto la relación estrecha que debe haber entre el culto y la vida moral. Por ello aparece, por una parte, la relación entre justicia y plegaria; de ahí que en primer lugar se hable de la rectitud y la justicia del Señor que se preocupa de los pobres y los débiles, de los humildes e indefensos.

“ Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? ”

La perseverancia en la oración mantiene la fe en el mundo
Iª Lectura: Éxodo (17,8-13): la victoria no está en las armas, sino en Dios

I.1. Esta lectura puede resultar demasiado extraña para los tiempos que vivimos. La historia, en este caso, salta por los aires en cuanto que la victoria del pueblo en el desierto, contra las tribus beduinas de los amalequitas, depende de un gesto casi mágico en que el caudillo Moisés levantaba su brazo bendiciendo sus tropas para que la consigan.

“ Levántate, vete: tu fe te ha salvado ”

Necesidad de la acción de gracias a Dios
Iª Lectura: IIº Reyes (5,14-17): El acceso a Dios de los malditos

I.1. La lectura del Libro de los Reyes nos presenta una narración del ciclo del profeta Eliseo -discípulo del gran profeta Elías-, en la que se nos muestra la acción beneficiosa para un leproso extranjero; nada menos que Naamán, el general de Siria, pueblo eterno enemigo de Israel. La enfermedad de la lepra era una de las lacras de aquella sociedad, como existen hoy entre nosotros pandemias de enfermedades malditas, especialmente para pueblos sin acceso a los medicamentos imprescindibles. Por eso era considerada la enfermedad más impura y diabólica. ¿Cómo tratar a este enfermo, que además es un maldito extranjero? Eliseo, a diferencia de su maestro Elías, que era un profeta de la palabra, se nos presenta más taumatúrgico y recurre el mítico Jordán, el río de la tierra santa, para que se bañe o se bautice en sus aguas curativas, casi divinas, para aquella mentalidad. Es como un baño en la fe de Israel; este es el sentido del texto.

“ Auméntanos la fe ”

La fe como don y gracia
Iª Lectura: Habacuc (1,2-3; 2,2-4): El justo vivirá por su fe