Historial de Catequesis

“ …habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló ”

Iª Lectura: Isaías (9,1-3.5-6): Siempre brillará una gran luz

I.1.El poema de Isaías sobrecoge por su hermosura, por su descaro para proponer lo que no se toca con las manos, pero que siempre se sueña. Lo profetas siempre son utópicos, pero realistas cuando es necesario. Como canto de esperanza y de gozo, es una exhortación a la alegría. Atrás quedan muchas cosas de la historia de un pueblo: guerras y opresiones, deslealtad y búsqueda de “dioses” que no tienen ojos, ni corazón. Hay, pues, un horizonte de luz para el pueblo. La luz, por tanto, se convierte en el signo de este poema. La luz trae la vida, la salvación, y por eso, hasta la noche es hermosa, cuando en ella “hay luz”.

“ Hágase en mí según tu palabra ”

Iª Lectura: IIº Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16 ): Dios no quiere ser "encerrado"

I.1. Se toma hoy la primera lectura del IIº Samuel, que está centrada en la profecía de Natán, el profeta que aconsejó al rey David durante gran parte de su vida; el que le prometió una casa, una dinastía, pero el que también se opone a él cuando sus acciones no eran justas y no las consideraba en el plan de Dios. David había trasladado el Arca de la Alianza hasta Jerusalén, pero quería rematar esta acción religioso-política con la construcción de una «casa» (bayit) para Yahvé. Pero Dios no se lo habría de permitir, según el profeta, quizás porque su proceder no fue digno, como en el caso de Betsabé y de censo del pueblo. No obstante, Dios le promete una dinastía (bayit), que habría de servir, con el tiempo, como resorte ideológico para la teología mesiánica que los profetas elevarían a la categoría más alta, en cuanto el Mesías que habría de venir traería la justicia, la paz y la concordia. Lo que David quería, pero sus caminos eran distintos de lo que Dios quería.

“ Hágase en mí según tu palabra ”

Iª Lectura: IIº Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16 ): Dios no quiere ser "encerrado"

“ Yo soy la voz que grita en el desierto ”

Iª Lectura: Isaías (61,1-2.10-11): Nuestro futuro está en las manos de Dios

I.1. La primera lectura pertenece a la tercera parte del profeta Isaías (cc. 56-66) que refleja una época distinta de las dos anteriores del libro, aunque no hay posturas unánimes sobre cuándo y cómo surgieron estos textos. En todo caso, el de hoy, es uno de los más conocidos, ya que el evangelista Lucas lo ha aplicado con acierto a lo que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,16ss). ¿Para qué? Para describir la actividad del profeta definitivo que Dios había de enviar a anunciar la salvación a todos los hombres que sufren, a los corazones atribulados, la amnistía y la libertad a los encarcelados. En nuestra lectura, como sucede con la cita de Lucas en la sinagoga de Nazaret, se descarta la “venganza” de Dios y solamente se anuncia el “shenat ratsón”, el año o el tiempo favorable. En el futuro, que está en las manos de Dios, no caben venganzas ni calamidades. Hasta las ideas proféticas del AT deben serán corregidas por Jesús.

“ ¡Preparad el camino al Señor! ”

Iª Lectura: Isaías (40,1-5.9-11): El consuelo, camino de nuestro Dios

I.1. La primera lectura es el maravilloso canto de la consolación que el Segundo Isaías lanza en medio del pueblo desterrado en Babilonia. El “segundo Isaías” no tiene nombre, está inserto en el libro que lleva el nombre de un maestro, pero es un profeta nuevo para una situación de nueva. El exilio había tirado por tierra todas las teologías y las seguridades religiosas que hasta entonces se habían hecho sobre el Dios de Israel. Eso significaba poner en entredicho el mismo credo fundacional, en el que se confiesa que Yahvé se comprometió a sacar al pueblo de la esclavitud de Egipto y llega hasta a hacer una «Alianza» con un grupo que no era nada en la historia de la humanidad, ignorando a los grandes pueblos y a las grandes culturas. El Deutero-Isaías, pues, vuelve a poner las cosas en su sitio y se atreve, en medio de aquella situación desesperada de los desterrados, a hacer una promesa y a proponer una teología renovada en la que el Dios de la liberación de Egipto volvía a revocar su Alianza como amor al pueblo.