Ser manos, ojos, palabras e instrumento de liberación

de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

15 Julio

AUDIO

San Buenaventura

Éxodo 3,1-6.9-12: “Se le apareció el Señor en una llama que salía de un zarzal”, Salmo 102: “El Señor es compasivo y misericordioso”, San Mateo 11,25-27: “Escondiste estas cosas a los sabios y las revelaste a la gente sencilla”

Quisiera este día referirme a la primera lectura tomada del Éxodo pues nos presenta esa impresionante teofanía de Dios a Moisés. Es una síntesis de la forma de actuar de Dios con respecto al hombre y un modelo del acercamiento y compromiso del hombre con Dios. Dios busca a Moisés que está lejano y ajeno a su pueblo. Se le revela a él que por temores y dificultades se distancía de su gente y vive una existencia pacífica.

Dios toma la iniciativa, Dios no se olvida del que está lejos ni tampoco del que sufre. La zarza ardiente representa la presencia de Dios. Moisés para poder acercarse debe quitarse las sandalias. Desnudo, sin protecciones, tal como el hombre es, será la única forma de presentarse ante Dios. Nosotros con frecuencia nos hemos “protegido” y queremos acercarnos a Dios con un caparazón que impide dejar entrar en nosotros la Palabra y el Amor de Dios. Después Dios se manifiesta cercano a su pueblo que sufre. Ha llegado hasta sus oídos el clamor dolorido de su pueblo. Ha visto su sufrimiento y no puede quedar impasible, por eso promete liberarlos. Pero la forma concreta de esta liberación pasará a través de la persona de Moisés.

Sí, Dios libera pero pide a Moisés que sea él quien lleve a cabo los actos propios de la liberación: su presencia ante el faraón, su convencimiento al pueblo, la conducción en el desierto y los cuidados propios de una escapada. Hoy también Dios se hace presente y también escucha y mira los dolores y sufrimientos de sus hijos pequeños que se encuentran en situaciones de esclavitud. Hoy también nos pide descalzarnos para ser sensibles a su presencia y también para ser sensibles al dolor del oprimido. No podemos permanecer alejados e indiferentes frente a estas situaciones dolorosas de injusticias, de corrupción y de violencia.

También hoy Dios promete su liberación pero igualmente nos lanza a nosotros a ser manos, ojos, palabras e instrumento de liberación. Moisés puso muchos pretextos para no aceptar esa misión y a cada nueva negativa y objeción, Dios respondía con una solución que básicamente era su presencia en todo momento. También hoy nos asegura su presencia en medio de nosotros ¿Cuáles serán nuestros pretextos? También hoy Dios se nos manifiesta y nos dice que nuestro pueblo está sufriendo y que sus clamores llegan al cielo ¿Nos quedaremos indiferentes?