Los sacerdotes: colaboradores del obispo

de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco

LOS SACERDOTES: COLABORADORES DEL OBISPO

Recientemente hemos tenido la dicha de incrementar el clero de nuestra Iglesia Particular con 10 nuevos sacerdotes y 2 diáconos, fortaleciendo así nuestro trabajo pastoral y llegando a más y más personas que necesitan de acompañamiento y guía espiritual.

Los sacerdotes reciben en la ordenación una efusión especial del Espíritu Santo, que les configura con Cristo, en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey. Los sacerdotes ordenados no hablan ni actúan por autoridad propia, ni tampoco por mandato o delegación de la comunidad (Compendio del CIC, 335-336), sino que son colaboradores del Obispo en una Iglesia Particular: “Reciben del Obispo el cuidado de una comunidad parroquial o una función eclesial determinada” (CIC, 1595).

No se trata de un asunto de ejercicio de “poder” dentro de la comunidad, sino de una forma de servicio en la Iglesia y para la Iglesia. Este servicio asume muchas formas, como son muchos los dones que da el mismo Espíritu (Cfr. 1 Co 12,4-11).

Para afrontar la realidad de nuestro tiempo, en la diócesis se han creado estructuras que proporcionan una asistencia eficaz en el gobierno pastoral. Tales estructuras facilitan el contacto del Obispo con su pueblo y su misión evangelizadora (Lumen Gentium, 27). El presbítero no sustituye al Obispo, sino que habla en su nombre y comunica a los fieles la voz de su Pastor. Hace sus veces en virtud de la Delegación que el Obispo le da. Por ello, los Delegados del Obispo tienen autoridad en la medida que hacen lo que el Obispo dispone o transmiten sus decisiones.

Es importante que en nuestra Iglesia Particular poco a poco vayamos favoreciendo y promoviendo la Cultura de aceptación de estas delegaciones o transmisión de decisiones, para no frenar el proceso pastoral, y ayudar a que se dinamicen las estructuras eclesiales que se van creando.

NUEVO EQUIPO FORMADOR PARA EL SEMINARIO

Del 3 al 7 de Agosto pasados me encontré con los nuevos miembros del Equipo Formador del Seminario para programar el Curso lectivo que está por iniciar y hacer los acuerdos pertinentes para juntos acompañar en el proceso de la formación sacerdotal a los seminaristas. Agradezco de antemano a todos los miembros del equipo formador por su generosa disposición para aceptar esta misión, que propiciará la formación de pastores constructores de paz. Agradezco al P. Gustavo Alfonso la dedicación y su entrega sacerdotal durante el tiempo que estuvo realizando su misión como Rector del Seminario. Gracias P. Poncho a ti y a todos los sacerdotes que junto contigo estuvieron colaborando durante varios años en la formación de los sacerdotes. También agradezco al P. Roy Luis García que ahora esté al frente como Rector de nuestro Seminario.

Tengo la esperanza que dentro de la formación sacerdotal, los jóvenes seminaristas encuentren la misericordia de Dios y de esta manera, en nuestro seminario, logremos crear un ambiente de formación donde se tenga conciencia de las necesidades de los seminaristas y a través de todas las actividades previstas en su formación, vayan adquiriendo desde la disciplina y la formación de su consciencia, los hábitos, valores y responsabilidades que les hagan crecer humana, cristiana y vocacionalmente, e ir aprendiendo poco a poco a transmitir la misericordia de Dios al Pueblo de Acapulco.

El Papa Francisco nos ha insistido que seamos una Iglesia en salida, lo que nos implica que crezcamos en lo humano, en lo espiritual, en lo intelectual y en lo pastoral para que tengamos actitudes de amabilidad, de respeto, de cercanía, de confianza, de superación, de servicio, y ofrezcamos una Iglesia viva: sensible y accesible para todos. Naturalmente que donde tendremos que hacer posible este ambiente de Iglesia es en la Casa de formación, que es nuestro Seminario.

Hermanos sacerdotes, a todos los invito para que nos involucremos en la formación de los futuros sacerdotes. Busquemos que nuestras comunidades parroquiales, que las hermanas religiosas, y que toda la Iglesia Diocesana participe y colabore para formar pastores constructores de paz que sean capaces de acompañar y ayudar, ofreciendo consuelo y esperanza a nuestra sociedad, tan herida por el flagelo de la violencia.

Al Padre Rector y a todo el Equipo de Formadores, los invito a que pongan especial dedicación, y todo su afecto y entrega sacerdotal en el acompañamiento personal y grupal de los jóvenes seminaristas. Mantengan una actitud siempre cercana, y un compromiso y responsabilidad de formación y crecimiento, compartida con los mismos seminaristas y con todos aquellos que de una manera u otra, vayan colaborando y participando en el desarrollo de la programación del seminario. Recuerden que San Juan María Vianney como sacerdote modelo en el amor a Cristo, nos acompañará en todo lo que realicemos por la formación de los futuros sacerdotes.

Con mi oración, cariño y bendición.

En Cristo, nuestra Paz