de Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
El Papa Francisco nos ha dado recientemente, el mes de mayo, una Encíclica sobre el cuidado de la creación. En armonía con este tema, el Papa ha instituido para el 1º de septiembre la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación.
Temo que poco hemos leído dicha Encíclica y poco hemos atendido dicha Jornada el pasado 1º de septiembre.
Quiero detenerme en algunos textos de esta Encíclica –fuerte y motivadora- del Papa Francisco. Aunque el presente mensaje será apenas una brevísima introducción.
Citando el Papa Francisco a los últimos Papas –San Juan XXIII, Beato Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI- que han hablado con toda claridad y contundencia acerca de este tema del cuidado de la creación, también ha citado al Patriarca Bartolomé, quien insiste en que “cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta… un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios” (Encíclica n. 8).
Por el contrario –dice el Papa Francisco- San Francisco de Asís “es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad… [San Francisco de Asís] era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo” (n. 10).
“La tierra, nuestra casa –nos dice también el Papa Francisco- parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería… los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven inundados de basura” (n. 21).
“Nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático” (n. 23), cuyas causas son variadas y complejas, pero en que, poco o mucho, prácticamente todos somos no sólo víctimas, sino también actores.
“Entre los pobres hay frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas”, entre otros factores “por la contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales… los detergentes y productos químicos”. “Una mayor escasez de agua provocará el aumento del costo de los alimentos y de distintos productos que dependen de su uso… Es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo”. (nn. 27-31).
“La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes… Suele crearse un círculo vicioso donde la intervención del ser humano para resolver una dificultad muchas veces agrava más la situación… “[Pero también] son loables y a veces admirables los esfuerzos de científicos y técnicos que tratan de aportar soluciones a los problemas creados por el ser humano.” (nn. 32-34).
“El costo de los daños que se ocasionan por el descuido egoísta es muchísimo más alto que el beneficio económico que se pueda obtener… Podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental” (n. 36).
“Sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre” (n. 50).
“Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia” (n. 52).
“Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud… Hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras” (n. 53).
Respondiendo a la invitación del Papa Francisco, invito a usted a formar parte de estos “liderazgos que marquen caminos”.