Vocación: Todos estamos para algo

de Enrique Díaz Díaz
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

2 Septiembre

Beato Bartolomé Gutiérrez

AUDIO

Colosenses 1,1-8: “La palabra de la verdad ha llegado a ustedes y a todo el mundo”, Salmo 51: “Confío para siempre en el amor de Dios”, San Lucas 4,38-44: “También a los otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, pues para eso he sido enviado”

Hoy nos presenta la primera lectura el inicio de la Carta de San Pablo a los Colosenses que estaremos leyendo en estos días. Si retomamos las palabras introductorias, encontraremos razones de sobra para darle sentido a nuestra vida.

Inicia Pablo diciendo que es “apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios”. No es de los que le pierden el sentido a la vida. No es de los que a los primeros obstáculos ya no saben quiénes son o cuál es su trabajo. Se reconoce “apóstol”, es decir enviado, pero este título que a alguno podría llenarle de orgullo y vanidad, él lo asume como un regalo y voluntad de Dios.

Con cuánta razón el Papa Francisco nos invita a reconocernos como apóstoles alegres del Evangelio. A nosotros quizás nos pase de forma muy diferente. No es raro escuchar: no sé ni quién soy, ni de dónde vengo, ni a dónde voy. Es más, hay momentos en que quisiéramos huir de nuestras responsabilidades, dejar tirado todo y perdernos sin rumbo. Sin embargo, en cierto sentido, todos somos apóstoles, es decir “enviados” que es lo que significa la palabra apóstol. Todos servimos para algo. Por más pequeños que nos sintamos, por más débiles que parezcamos, por más ignorantes que nos juzguen, tenemos una misión de parte de Dios.

Ojalá que cada uno de nosotros hoy revise cuál es su misión, la tome como un regalo de Dios y se brinde con entusiasmo a cumplirla cada día. No trabajar con rutina y aburrimiento, sino sabiendo que en ese momento cumplimos una misión, y hacerla con el entusiasmo que pone el Señor en nuestro corazón. Los deseos que Pablo, junto con Timoteo, expresa para aquella comunidad, son también mis deseos para todas nuestras comunidades: gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre.

Que podamos encontrar la verdadera armonía interior, que la vida la sintamos como un regalo de Dios y que a cada momento vivamos su presencia en medio de nosotros. Que el Señor los fortalezca y acompañe en este día.