Una iglesia sin fronteras, madre de todos

de Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez

En el evangelio del domingo escuchamos como Dios no nos quiere sordos, ni tartamudos y nos demuestra que su palabra tiene fuerza para quitarnos la sordera de la indiferencia ante nuestros hermanos que sufren, y también la fuerza de quitarnos la tartamudez para ser capaces de anunciar las injusticias que oprimen a nuestros hermanos vulnerables;

A partir de esta reflexión quiero hacer énfasis en el hecho de que el día de hoy celebramos el día del migrante; el Papa Francisco en su mensaje en ocasión a esta celebración nos invita a ser: una iglesia sin fronteras, madre de todos.

Volviendo a la invitación de la palabra de Dios a no ser sordos ni tartamudos ante las necesidades de nuestros hermanos migrantes, queremos informarles que en nuestra Diócesis de Tuxtla contamos con la casa del migrante “Jesús Esperanza en el Camino”¸ ubicada en la primera avenida poniente y 16 sur #1664, en la cual estamos llevando a cabo una campaña denominada “donando amor” que consiste en recaudar ropa, toallas, sabanas, calzado y artículos de limpieza personal, para apoyar a nuestros hermanos migrantes.

Los invito a unirnos a esta campaña, seamos conscientes de que en esta vida todos somos migrantes, todos estamos de paso y todos necesitamos de una mano que sea presencia de la mano de Dios.

A nuestros hermanos migrantes les invito a que confíen en nosotros, pero también invitarlos a que sean sinceros, presentándonos su realidad para poderlos ayudar.

Por último, deseo recordar que este mes de septiembre es mes dedicado a las Sagradas escrituras; permitámosle a Cristo iluminar nuestra vida con su palabra y permitamos que Él, nos conduzca mediante su palabra de verdad.

Les sugiero que este mes como signo de la acogida de la Palabra Divina, podamos leer por lo menos unos minutos la Biblia en nuestro hogar, verán cuanto bien nos hace. También pudiésemos proponernos rezar una texto bíblico antes de consumir los alimentos, procuremos la participación consiente en la Santa misa escuchando la Palabra de Dios y así hagamos de este mes de la biblia, un verdadero encuentro con Cristo que tiene palabras de vida eterna.

Un abrazo sincero y el deseo de que a todos, Dios nos quite la sordera y la tartamudez y que lo expresemos en la ayuda a nuestros hermanos migrantes que necesitan ver en quienes nos decimos creyentes en Dios, una mano amiga, un gesto de que Dios camina con ellos.