Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer

de Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco

Acapulco, Gro., a 22 de Noviembre de 2015

Comunicado 41-15

El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. En los últimos años en Acapulco han incrementado considerablemente los feminicidios. En el 2014, se cometieron en Acapulco 180, y hasta mediados de 2015 se tenían contabilizados ya 65 casos. Según datos oficiales, en Guerrero siete de cada diez mujeres son víctimas de violencia. Es significativo que organizaciones sociales hayan llamado a declarar una alerta de género en Guerrero y Acapulco, a fin de alcanzar las condiciones necesarias para prevenir la violencia contra las mujeres. Es un hecho que la violencia también repercute en las mujeres, ellas también son víctimas de las violencias.

Los Obispo de México, en la Exhortación Pastoral Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna, señalamos la diversidad de factores que causan la violencia contra las mujeres: la cultura machista que nos ha llevado por décadas al sometimiento de las mujeres; una educación familiar y social que ha privilegiado el lugar de los hombres; falsas ideologías que han generado una instrumentalización y comercialización de las mujeres; la falta de empleo y oportunidades que las hace presa fácil del crimen organizado; la misma comprensión que se tiene del valor y la dignidad del hombre y de la mujer; El alcohol, las drogas y la pobreza (Cfr. Exhortación Pastoral Que en Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna, n. 69 – 70).

La violencia contra las mujeres representa un reto y un desafío para la sociedad y para la Iglesia. Con mucha esperanza en la Arquidiócesis de Acapulco hemos iniciado el Programa: “Centros de Atención a Mujeres Víctimas de las Violencias”. Su objetivo es acompañar de forma integral a las mujeres que hayan sido víctimas de las violencias, a través de la ayuda psicológica, jurídica, espiritual y pastoral. Las parroquias focalizadas son las de mayores índices de violencia (La Zapata, La Laja, La Jardín, Hogar Moderno) y buscamos desarrollar esta iniciativa vinculados con diferentes organismos e instituciones locales, naciones e internacionales (Médicos Sin Fronteras), a fin de favorecer la prevención de la violencia en las mujeres y el acompañamiento integral a las que son víctimas de las violencias.

LA CONSTRUCCION DE LA PAZ REQUIERE DE LA PARTICIPACIÓN RESPONSABLE Y ORGANIZADA DE LA SOCIEDAD

Son miles las personas, familias, comunidades y pueblos que en Acapulco y en Guerrero se han visto afectadas por el fenómeno de la inseguridad y la violencia. Nadie está exento de ser alcanzado por este mal. El crimen organizado no respeta condición alguna de nuestros pueblos. Se anida sobre todo en las comunidades y en la sociedad cuando estas no toman conciencia de su influencia perjudicial, no tienen organización propia y no se hacen corresponsables ni participan para la transformación de la realidad.

La profunda descomposición social que vivimos demanda de todos los ciudadanos una toma de conciencia, como punto de partida. La indiferencia, la apatía, el miedo y la desorganización son elementos que en nada abonan a la reconstrucción de la persona, del tejido y de la armonía social. También necesitan los ciudadanos participar, una vez que se han hecho conscientes de la severa crisis que se vive en la sociedad, es impostergable la necesidad de participar, de diversas formas, con imaginación y creatividad. Pero es un aspecto relevante que la participación sea organizada, cualquier iniciativa que se lleve a cabo, tendrá mucha mayor incidencia en la medida que se tenga capacidad de articulación en un objetivo común. Queremos como Iglesia asumir como tarea la animación de la participación de la ciudadanía, desde nuestra misión evangelizadora estaremos colaborando en impulsar la participación ciudadana y la reconstrucción del tejido social para impulsar acciones de paz.

Seguiremos llamando a crear una gran red de colaboración entre gobierno, sociedad civil, iniciativa privada, iglesias, organizaciones comunitarias, para que, desde una estrategia integral y desde un enfoque de salud pública, se puedan implementar estrategias y acciones que reviertan la situación actual en la que vivimos y permitan prevenir y construir en el futuro comunidades seguras y que construyan la paz en nuestro municipio y nuestro estado.