Lecturas del sábado, cuarta semana del tiempo ordinario, ciclo C

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Sáb, 2016-02-06

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del primer libro de Reyes 3,4-13

En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos. En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón:
«Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy. Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:
«Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama, mayores que las de rey alguno.»

Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 R. Enséñame, Señor, tus leyes.

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R.

Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.

En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R.

Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. R.

Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca.
Mi alegría es el camino de tus preceptos. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
-«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. »
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

II. Compartimos la Palabra

Da tu siervo un corazón dócil

El sueño de Gabaón es un formidable prólogo al reinado de Salomón al frente del pueblo de Israel. El diálogo que se produce entre el rey y Yahvé llama la atención porque en él no se recurre a la divinidad para pedirle recursos materiales ni riquezas, convencionales síntomas de la bendición de Dios, sino un corazón sabio y dócil para gobernar y cuidar a su pueblo. Las palabras que uno y otro se cruzan derrochan confianza y dibujan con fino trazo lo que será la característica más notable del sucesor de David, su reconocida sabiduría. Ésta más como un regalo de Dios que méritos personales del monarca, que se traducirá para beneficio de Israel en un adecuado estilo de gobierno y en una forma de administrar justicia que se recordará de generación en generación, amén de la oportunidad de la que gozó Salomón de erigir el templo de Jerusalén y de dejar por escrito retazos de su quehacer literario y sapiencial, que tanto alimentó la espiritualidad del pueblo elegido por Dios.

Se puso a enseñarles con calma

Tras la misión, retornan los discípulos a estar cerca de Jesús y le refieren sus experiencias misioneras. El Maestro desea atenderlos y escucharlos con calma porque quiere oír de su propia boca lo que han vivido y predicado; por eso les invita a retirarse a un lugar libre del ajetreo que habitualmente les acompañaba, pues no les dejaban ni comer siquiera. Hermosa experiencia la de la misión de los apóstoles, pero no menos hermoso es el camino de ida y vuelta que conlleva la evangelización: ser enviado y retornar a la fuente, a Jesús mismo, para estar con él, para llenar el corazón en la fuente del Maestro. Al parecer, tal retiro tranquilo se frustró porque la gente no se resignaba a no seguir a Jesús; éste los vio y entendió la situación con el añadido que dice muchos quilates de su mirada compasiva: vio a la multitud y su misericordia se reflejó en su mirar compasivo. Le duele ver a la gente sin norte, incluso confusa por la inanidad de los líderes religiosos que alimentan su ego y no sirven al amor que Dios tiene a sus hijos.

Pablo Miki encabeza el grupo de protomártires del Extremo Oriente en el Japón de finales del siglo XVI; la cruz de Cristo fue su muerte y su victoria.

Al estilo de Salomón, ¿nos empeñamos en que la oración sea un modo de aceptar a Dios en nuestro corazón, en nuestra vida?
¿Vivimos, como cristianos, para el Evangelio de Jesús y para el Jesús del Evangelio?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)