Lecturas del lunes, quinta semana del tiempo ordinario, ciclo C

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Lun, 2016-02-08

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del primer libro de los Reyes 8,1-7.9-13

En aquellos días, Salomón convocó a palacio, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a los jefes de tribu y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el arca de la alianza del Señor desde la ciudad de David, o sea Sión. Todos los israelitas se congregaron en torno al rey Salomón, en el mes de Etanín (el mes séptimo), en la fiesta de las Tiendas. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes cargaron con el arca del Señor, y los sacerdotes levitas llevaron la tienda del encuentro, más los utensilios del culto que había en la tienda. El rey Salomón, acompañado de toda la asamblea de Israel reunida con él ante el arca, sacrificaba una cantidad incalculable de ovejas y bueyes.
Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza del Señor a su sitio, al camarín del templo, al Santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el sitio del arca y cubrían el arca y los varales por encima. En el arca sólo había las dos tablas de piedra que colocó allí Moisés en el Horeb, cuando el Señor pactó con los israelitas, al salir de Egipto. Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando, a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo. Entonces Salomón dijo: "El Señor puso el sol en el cielo, el Señor quiere habitar en la tiniebla; y yo te he construido un palacio, un sitio donde vivas para siempre."

Salmo Responsorial: 131 "Levántate, Señor, ven a tu mansión."

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 53-56

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

II. Compartimos la Palabra

«Cuando los sacerdotes salieron del Santo, la nube llenó el templo»

Una de las grandes realizaciones de Salomón fue la terminación de uno de los proyectos de su padre David: construir un templo para Dios. La dedicación del templo de Salomón es un paso adelante en la gracia de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Israel sabía que no podía representar a Dios bajo imagen alguna, porque nada hay en todo el cielo y en la tierra que se le pueda parecer. También sabía que ningún lugar del cielo ni de la tierra puede acotar su presencia. Pero en el arca, depositada en el templo, estaban las tablas, testimonio de la alianza de Dios con su pueblo. Alianza que había mantenido la esperanza del pueblo de Israel. De ahora en adelante todo el pueblo de Israel sabrá que el Señor, aunque sea en la tiniebla, hace residir allí su presencia y su gloria. Y la nube que se extiende por todo el templo, que lo cubre todo, así lo confirma. Parece que Dios se complace con la iniciativa de Salomón.

El relato parece confirmar el deseo de un Padre que en Jesús plantará su tienda entre nosotros. Ya no será una nube, sino Él mismo. Dios ya no sólo habitará en el Templo ni en las tinieblas. Su morada especial somos nosotros mismos. Nos quiere de su familia y de su linaje, hijos. Y nosotros hemos aceptado su deseo. Pero, ¡ojo!, aceptar su deseo, nos libera, nos da esperanza, nos humaniza, nos da Vida… nos COMPROMETE.

«Tocaron tierra en Genesaret»

Tocar tierra… aterrizar…. conocer la realidad… pisar por donde el mundo pisa…

Jesús no mira desde lo alto. Se acerca a tierra, se acerca al mundo en busca de la vida real, de la cotidianidad. Y, ¿qué encuentra allí? ¿Quiénes se acercan a Él? ¿A quiénes acercan a Él?

Enfermos, excluidos, humillados… buscando ser sanados, buscando una respuesta a su opresión. Y se deja tocar por ellos contraviniendo todo tipo de normas sociales y religiosas. A Jesús le importan las personas porque es lo único real. Y sólo con tocar su manto sanan. La fuerza viene de Jesús, pero son las personas las que la ponen en marcha abriéndose a Él, confiando en Él, reconociéndolo. Han encontrado un Jesús cercano, sensible al dolor y la injusticia comprensivo con las debilidades humanas, que escucha y siente, que desprende confianza y esperanza. Y se producen milagros: seres humanos liberados de sus miedos, de sus complejos, de sus soledades… encuentran su dignidad; pueden empezar a valorarse y a apreciarse, porque, también, se dejan tocar por Jesús en lo más profundo porque, aún sin saberlo, la fe les lleva hacia Él. Jesús habla de amor en cada uno de sus gestos, no sólo con sus palabras. Su persona irradia fuerza sanadora. La sanación que propone Jesús, la salvación, libera siempre y está disponible para todos. Para Jesús no hay excluidos. Lo único que hay que hacer es dejarse tocar.

Aceptando pertenecer a la familia de Dios, ¿cómo vivimos el compromiso adquirido?
Cuando acudo a Jesús, ¿qué busco?

Dña. María Teresa Fernández Baviera, OP
Fraternidad Laical Dominicana deTorrent (Valencia)