Lecturas del sábado, novena semana del tiempo ordinario, ciclo C

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Sáb, 2016-06-04

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,1-8

Querido hermano: Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir. Porque vendrá un tiempo en que la gente no soportará la doctrina sana, sino que, para halagarse el oído, se rodearán de maestros a la medida de sus deseos y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas. Tú estate siempre alerta; soporta lo adverso, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu ministerio.
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.

Sal 70,8-9.14-15ab.16-17.22 R/. Mi boca contará tu salvación, Señor

Llena estaba mi boca de tu alabanza
y de tu gloria, todo el día.
No me rechaces ahora en la vejez,
me van faltando las fuerzas, no me abandones. R/.

Yo, en cambio, seguiré esperando,
redoblaré tus alabanzas;
mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación. R/.

Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Y yo te daré gracias, Dios mío,
con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara, Santo de Israel. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,38-44

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

II. Compartimos la Palabra

Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo

Decir cómo y dónde actúa la gracia es poner puertas al campo, pormenor más que sabido por el autor del texto de la primera lectura que declara la necesidad de proclamar la Buena Nueva a tiempo y a destiempo, dando a entender que a Dios le sobra el guión previo y actúa donde menos se espera. Porque así se desempeña gracia a favor de los hijos de Dios. Los escollos para la evangelización serán similares a las de Jesús, Pablo y todos los evangelizadores que en el Pueblo de Dios han sido, por eso es necesaria la calma y vivir el trabajo apostólico con total entrega. Palabras que saben a despedida y hablan de la misión cumplida con absoluta dedicación y servicialidad. Porque está claro que Pablo dio su vida consumiéndola día a día en pro de que las gentes conocieran al Evangelio de Jesús y, si esto fuera poco, derramó su sangre por idéntica causa. Bien alto dejó Pablo el listón para sus discípulos y para las comunidades que, por su palabra y trabajo, emprendieron el camino de Jesús.
Ha echado todo lo que tenía

Dos escenas nos presenta la página evangélica de hoy. Una, en la que Jesús desenmascara la falsedad de los maestros de la ley que han conseguido pervertir la práctica religiosa. Con piedad mentirosa dicen conocer la Escritura para usarla solo en propio provecho, van y vienen de la sinagoga pero ignoran a sabiendas la justicia de Dios y hasta manipulan la oración de la que hacen falsa ostentación. Lo exterior tiene para ellos prioridad porque les interesa ser visto como importantes por lo que aparentan, no por lo que son. ¡Qué difícil es que casen vanidad y los intereses de Dios en la dignidad de sus hijos! La otra, en contraste con la superabundancia de los maestros de la ley, la escueta importancia de una pobre viuda que echando todo lo que tiene, dos simples monedas, tiene el sello del don total que pide el primer mandamiento y reclama el culto verdadero en espíritu y verdad; no solo comparte lo que tiene, sino que se comparte ella misma en su necesidad, con este gesto de sencilla generosidad. ¿Acaso Dios Padre no se fija más en lo que reservamos para nosotros que en lo que damos para los demás?

El calendario ha separado la devoción al Inmaculado Corazón de María de la del Sagrado Corazón de Jesús, aspecto que defendió Juan Eudes desde el siglo XVII. Buena ocasión para recordar la amorosa presencia de María entre nosotros.

¿Aceptamos que es la Palabra de Dios la que hay que proclamar a tiempo y a destiempo, y no otra palabra por autorizada que esté?
El seguimiento de Cristo no sólo apunta a compartir lo que somos y tenemos, sino también a compartirse uno mismo ¿lo fomenta nuestra espiritualidad?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)