Lo que sembramos cosechamos. ¿Qué estamos sembrando?

de José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera-Oaxaca

Comunicado de prensa

Junio 12 de 2016.

¿Qué diríamos de una familia que tiene varias hectáreas de tierra fértil pero sin trabajarlas y, peor aún, cuando esa tierra fértil se va convirtiendo en basurero donde arrojan toda clase de porquerías, animales muertos y hasta desechos químicos peligrosos para la salud?. Así estamos actuando en nuestra generación; estamos desperdiciando y convirtiendo en basureros tóxicos los campos y espacios fértiles para la superación de las personas, para vivir mejor y en paz como la educación, la política, procuración de justicia, algunas organizaciones sociales y profesiones.

Esta situación no ha llegado a nuestro país por casualidad o mala suerte; son posturas y actitudes de personas y grupos que como virus maligno han contaminado estos espacios de vida; desde allí su egoísmo, ambición y soberbia van generando cada vez más corrupción, injusticia e impunidad, división, violencia y crimen. Estas expresiones germinan y se multiplican cuando los ciudadanos caemos en la indiferencia y en la irresponsabilidad por el bien común hasta marginarnos, llegando a creer que es inútil todo esfuerzo, que no se puede.

La participación activa y responsable de los ciudadanos en la promoción y cuidado del bien común, es la mejor medicina para curar estas enfermedades sociales, es el motor de desarrollo integral y de paz en los pueblos, es el camino seguro que conduce a la democracia auténtica, es el mejor termómetro para aprobar o reprobar tanto a los ciudadanos como a los gobernantes y dirigentes de una sociedad. ¿Promovemos o entorpecemos esta participación ciudadana?, ¿Estamos limpiando tanto campo fértil que tenemos?, ¿Qué estamos sembrando en ellos?.

Entendemos que varias hectáreas de tierra fértil bien cultivadas, producen alimento para muchas personas. Una buena universidad da trabajo digno a no pocos y forja la superación de cientos de jóvenes que, con servicios de calidad, se proyectarán como buena noticia ante las necesidades de salud, de justicia, de educación en los diferentes campos de la vida. Así serán también las diferentes instituciones y organizaciones de nuestra sociedad cuando nos decidamos a limpiar esos campos, a sembrar y cultivar buena semilla, a proteger y vigilar para que los depredadores y plagas no se propaguen.

Ya se dan pasos en el país de participación ciudadana activa y responsable como la iniciativa de la ley anticorrupción y la insistencia en su aprobación, denunciar injusticias, casos de corrupción, de impunidad y enriquecimiento ilícito; en Oaxaca son señales alentadoras el ambiente de paz en la jornada de elecciones, expresiones pacíficas de malestar social ante manifestaciones, la exigencia de la reforma educativa, el mensaje claro y respetuoso de trabajadores del Centro Histórico que, como protesta, salieron en brigada de limpieza. Son acciones que muestran otra manera constructiva de exigir y de actuar, de concientizar y de impulsar cambios de fondo.

Después de las elecciones nos urge a todos hacer una revisión serena, objetiva pero valiente en vistas a rescatar la finalidad y fertilidad de estos campos contaminados. Desde nuestro trabajo, profesión y ambiente luchemos todos por la vida; a los creyentes nos impulsa la fe y nos alienta la convicción de San Cipriano: "Qué dignidad tan grande, qué felicidad tan plena es luchar bajo la mirada de Dios" (San Cipriano).