Lecturas del viernes, 18ª semana del tiempo ordinario, ciclo C

Pastoral: 
Litúrgica
Date: 
Vie, 2016-08-05

I. Contemplamos la Palabra

Lectura de la profecía de Nehemías

Mirad sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz, festeja tu fiesta, Judá; cumple tus votos, porque el criminal no volverá a pasar por ti, pues ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la gloria de Israel; lo habían desolado los salteadores, habían destruido sus sarmientos. Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de despojos. Escuchad: látigos, estrépito de ruedas, caballos al galope, carros rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de lanzas, muchos heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Arrojaré basura sobre ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea se apartará de ti, diciendo: "Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te consuele?"

Dt 32

R/ Yo doy la muerte y la vida

El día de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R/

Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R/

Cuando afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R/

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,24-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad".

II. Compartimos la Palabra

“Desolada está Nínive”

Estamos todavía en el Antiguo Testamento. Los tres capítulos del profeta Nahum son poemas de revancha ante la caída de la capital del gran imperio asirio, Nínive. Aparecen en ellos los sentimientos de odio de una víctima ante la caída del que le ha oprimido y maltratado, lo que le produce una gran alegría. Con profunda ironía y gozo llama al poderoso caído el “sin provecho”, mote ciertamente burlesco para quien de todo y de todos se aprovechó. Pero ahora ha llegado su ruina, y se espera la restauración de Israel. ¿Cómo entender este lenguaje de revancha, de odio, de violencia? He aquí unas palabras de un exégeta: “El gozo en la venganza de los enemigos del pueblo era para Judá la alegría del triunfo de Yahvé y de su pueblo. Es una alegría religiosa expresada en lenguaje de revancha. Recordemos que la derrota o victoria de un pueblo era el fracaso o el triunfo de sus divinidades receptivas. Solo a la luz de este principio podremos entender la presente lectura”.

“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo”

Jesús en el evangelio de hoy es rotundo: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. Varias interpretaciones a lo largo de la historia del cristianismo se han dado a estas palabras, algunas de ellas acentuando su parte solamente negativa. Jesús no nos está pidiendo que nos adentremos en la ascesis y el sufrimiento sin más. En positivo, lo que nos pide es que le sigamos a él, que nos entreguemos a él y a su causa, que nos decidamos por entero por él… algo que no es fácil y que reportará un cierto sufrimiento. Negarse a sí mismo es llegar a la renuncia a los propios intereses vitales, es renunciar a salvar la propia vida por el camino de solo mirar el propio yo. Seguirle a él es hacer lo mismo que él hizo, es entregar la propia vida por los demás, la única forma de ganar la vida, la única forma de encontrar el sentido y la felicidad. “Negarse a sí mismo” es lo contrario de “negar a Cristo”. Quien niega a Cristo no entrega la vida, quien sigue a Cristo entrega la vida.

Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)