I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17b. 21-22
Así dice el Señor: "Yo me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor".
Sal 44 Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor R/.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras. R/.
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,1-13:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".
II. Compartimos la Palabra
Le hablaré a su corazón
Oseas es un profeta originario del reino del Norte que encuentra refugio en Jerusalén, después de la caída de Samaria a manos de los asirios, en el año 722 a.C. Nuestro texto está integrado en la primera parte del libro de Oseas, dónde su historia personal constituye la experiencia en la que va a fundamentar su mensaje. Su situación matrimonial sirve de imagen para expresar la relación entre Dios e Israel.
Con un lenguaje cargado de afectividad el profeta replantea una nueva relación basada en la fidelidad de Dios que ansía la vuelta del pueblo que se ha ido detrás de los ídolos. Siguiendo la metáfora del amor conyugal, todavía al Señor le quedan tentativas para hacer volver a la esposa infiel, éstas se expresan con tres acciones: seducirla, llevarla al desierto y hablarle al corazón. El desierto es el lugar por excelencia para buscar a Dios, lugar de la soledad y de la reflexión, dónde Israel puede caer en la cuenta que no tiene a nadie más que al Señor. Cuando Dios toca el corazón del ser humano, éste no puede dejar de responder a ese diálogo de amor. Y allí, en el desierto, es dónde tendrá lugar la reconciliación. Habrá entonces nuevo casamiento, nuevos desposorios y esta vez para siempre. Las nuevas relaciones estarán sustentadas por la justicia, el derecho, la ternura, el amor y la fidelidad. Estas son las nuevas relaciones que instaura Dios con su pueblo; y constituyen el modelo de las relaciones humanas. Desde aquí podemos dar a las relaciones su carácter definitivo. ¿Es esto posible en nuestro mundo actual? ¿Cómo establecemos nuestras relaciones con los demás? ¿En que se basan nuestras relaciones?
Cinco eran necias y cinco eran sensatas
En los capítulos 24 y 25 de su evangelio Mateo nos habla como Jesús se dedica a enseñar a sus discípulos. Asumiendo el papel de profeta escatológico, anuncia señales de su regreso o parusía y la instauración del reino de Dios. Los discípulos deben estar preparados y alertas para la venida de Jesús como Hijo del Hombre puesto que no conocen la hora de ese acontecimiento y puede producirse en cualquier momento.
Para ilustrar su enseñanza Jesús cuenta la parábola de las diez doncellas, con la fórmula introductoria el Reino de los cielos se parecerá a… dónde parece afirmar ese contexto futuro. La parábola puede dividirse en tres partes siguiendo el orden de toda trama: presentación de la situación (v1-5), el drama (v 6-9) y el desenlace (10-13).
Situación: Aquí el Reino se asemeja a diez muchachas que toman sus antorchas y salen al encuentro del novio. Estamos en la segunda fase del desposorio judío, dónde el esposo llevaba e introducía a la esposa en su casa. Las bodas podían durar hasta una semana y no había horarios precisos en los cuales el novio iba a recoger a la novia para llevarla a su casa. Su tardanza va a ser el motivo que desencadene el drama. Entre las muchachas hay cinco necias y cinco prudentes, y lo que las hace pertenecer a un grupo o a otro, es proveerse o no de aceite para las lámparas. El retraso del novio va a provocar que las doncellas se duerman.
Drama: Este se desencadena con la voz que grita la llegada del novio y la necesidad de salir a su encuentro. Al preparar las antorchas, las necias piden aceite y las prudentes les indican que vayan a compararlo porque no habrá para todas. A nosotros puede surgirnos las preguntas: ¿Por qué no le dejan el aceite? o ¿Cómo van a ir a comprar en plena noche?. Pero el mensaje no va por ahí, el tema que subraya es la necesidad de estar preparados.
Desenlace: La tensión llega a su culmen, mientras las necias van a comprar el aceite llega el esposo y las que estaban preparadas entran con él a la fiesta y se cierra la puerta. El drama final hace que las doncellas caigan en total desolación, el novio no las conoce. No basta tener antorchas están deben estar alimentadas por el aceite, si no la luz se apaga. Los discípulos de Jesús deben mantenerse despiertos ante el acontecimiento de su venida aunque desconozcan el momento, manteniéndose fieles a las enseñanzas del Maestro.
Hoy celebramos a Stª Teresa Benedicta de la cruz (Edith Stein) virgen prudente que supo mantener encendida la llama de su amor por Cristo ¿Cómo mantenemos encendidas nuestras lámparas? ¿Estamos preparados/as en todo momento para recibir a Jesús?
Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo