No podéis servir a Dios y al dinero
Primera lectura: (Amós 8,4-7)
Marco: La perícopa que proclamamos hoy puede titularse: oráculos contra los explotadores. El reinado de Jeroboam II fue un paréntesis de prosperidad para Israel. Pero la prosperidad económica no significa siempre prosperidad ética y moral.
El lujo de unos pocos se conseguía a costa de los pobres. Los jefes, terratenientes y comerciantes prosperaban y se enriquecían injustamente. Los jueces se habían puesto de parte de los ricos, dejándose sobornar en perjuicio de los pobres. Religiosamente, no era mejor la situación.
Reflexiones
1ª) ¡Lo único importante es prosperar y acumular riquezas injustas!
Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables... Es importante, entre los profetas, el valor que tiene en su mensaje la justicia en las relaciones laborales, comerciales y humanas porque ellos son los intérpretes del devenir histórico del pueblo de Israel a la luz de la alianza pactada por Dios con Israel en el Sinaí (¡punto de referencia obligado en toda la historia y predicación profética en Israel!). En la alianza del Sinaí hay un mandamiento expreso (una de las cláusulas de la alianza) que ordenada las relaciones entre las personas: no robarás. La Escritura insiste en que no agrada a Dios la extorsión de los más débiles en provecho de los más fuertes. Recojamos algunos pensamientos de aquí y de allá para que sea la palabra de Dios la que hable directamente: Venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; porque aplastan contra el polvo de la tierra a los humildes y no hacen justicia a los indefensos (Am 2,6-7). Explotáis a los desvalidos, oprimís a los pobres... (Id. 4,1). Buscad el derecho, proteged al oprimido, socorred al huérfano, defended a la viuda (Is 1,17). Vosotros habéis asolado la viña, lo robado al pobre está en vuestra casa. ¿Con qué derecho trituráis a mi pueblo, y machacáis el rostro de los pobres? (Is 3,13-15; Is 5,8s). ¡La vigencia y actualidad de todas estas palabras huelga ponderarlas, ya lo hacen por sí solas! El mensaje profético no admite discusión. Lo realizan en nombre de Yahvé, Dios de Israel y lo hacen movidos por el Espíritu. Eso es lo importante y, para muchos, lo desconcertante. Los creyentes hemos de hacerlo creíble en las relaciones sociales y en las transacciones económicas múltiples de nuestro tiempo y en nuestro mundo.
Segunda lectura: (1Timoteo 2,1-8)
Marco: Es un fragmento equivalente o paralelo a Rm 13,1-7; Hb 8,6; Ef 5,2. El tema es la recomendación de la oración universal que corresponde al proyecto salvador universal de Dios
Reflexiones
1ª) ¡Es necesario orar por todos los que nos gobiernan porque es grato ante Dios!
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres... El autor de esta carta está convencido de que en Jesús, Dios ha actuado la salvación universal; que no hay otro salvador y que la salvación es una oferta de Dios, real y verdadera, a todos y cada uno de los hombres del mundo entero. Sabe que Jesús resucitado había mandado a sus apóstoles: Id al mundo entre y enseñad a todas las gentes (Mt 28, 20). Y este mandato se apoya en su obra de proclamador del Evangelio y de realizador de la salvación. Nadie debe quedar excluido de la oración de un creyente en Jesús, porque sabe que el Padre revelado por Él es el Padre que se cuida con solicitud de todos los hombres, que manda la lluvia sobre justos y pecadores y hace brillar su sol sin fronteras. Para el creyente toda la humanidad es una familia que Dios ama y que se secciona en naciones, por un lado, o en culturas e ideologías por otro, para mejor expresar la singularidad, pero nunca se debe romper la universalidad. Y esto no es una teoría, piensa el autor de esta carta, sino una realidad viva que se desprende de otra realidad viva: la universalidad del amor de Dios (creador y Padre) manifestado en Cristo Jesús (Salvador).
Evangelio: (Lucas 16,1-13)
Marco: Proseguimos el viaje hacia Jerusalén y prosigue la enseñanza a los discípulos. ¡Vamos de viaje! En este fragmento se subraya la sagacidad que deben tener todos los discípulos de Jesús para leer correctamente los signos de los tiempos y los retazos de historia que van viviendo en este mundo estando siempre en alerta y discernimiento.
Reflexiones
1ª)¡Es necesario actuar con sabiduría frente al momento presente de la decisión!
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia (sabiduría) con que había procedido. Estamos ante una parábola* de Jesús. No sabemos con certeza si se trata de una parábola, es decir, un relato compuesto por Jesús (que es lo habitual) a partir de elementos de la vida real, o si se trata, más bien, de un hecho sucedido, que Jesús asume y lo transforma en una parábola para convertirlo en regla general. En el medio ambiente social del tiempo de Jesús existía un grave problema entre los terratenientes, por una parte, y los administradores y colonos, por otra. La tensión era muy fuerte, especialmente en Galilea. Acaso en alguna aldea, no muy lejana, habría ocurrido que un administrador habría sido sorprendido en grave infracción en su trabajo. Las gentes se indignarían y le habrían contado a Jesús el caso, esperando de él su opinión y juicio valorativo. Jesús capta enseguida la situación y, con su habilidad y pedagogía habitual, lo transforma en una parábola. La moraleja* del relato-parábola se asienta en el final. He aquí la situación: Un administrador, sorprendido y acusado de abusar de la confianza de su amo, sabe que será despedido; se encuentra en una situación límite y muy difícil para él y su familia. ¿Qué hacer? Decide actuar sagazmente (sabiamente) y se ingenia esta forma tan singular de agraciarse con los deudores para que luego pueda recibir su ayuda (¡una especie de tráfico de influencias a la antigua!). Jesús enseña que ha llegado el momento final (se ha cumplido el plazo determinado por Dios para realizar su plan de salvación); no se puede perder el tiempo; las circunstancias urgen porque con él llega la última oferta de salvación ofrecida por Dios; es necesario actuar sagazmente (sabiamente) porque el destino del hombre está en juego.
Hay dos elementos en el relato: el administrador infiel actúa sagazmente, aunque injustamente (cometiendo un último abuso en su cargo). Y Jesús propone a sus discípulos que actúen del mismo modo. Pero, ¿cómo es ejemplar el administrador para sus discípulos? En su modo sabio e inteligente de resolver la grave situación, pero no en el modo injusto de salir de la misma, responde Jesús. Porque es una parábola y no una alegoría*. Porque en otros lugares de la enseñanza de Jesús no encontramos que alabe los comportamientos que lesionan la justicia o la paz (se declara siempre contra la injusticia y contra la violencia). Jesús insiste en que hemos de estar vigilantes y atentos a la oferta salvadora de Dios a través de sus gestos y palabras. De esta manera el episodio transformado en parábola se ha convertido en una admirable lección para sus discípulos. Y este Evangelio sigue teniendo vigencia hoy. Es necesario, en medio del mundo, tener la sabiduría de leer en los acontecimientos y deducir la lección que fundamente realmente nuestra esperanza. Hay que contar con los bienes visibles, pero con sabiduría para alcanzar los bienes eternos. Y esto es lo que explica Jesús en las palabras que siguen y que constituyen el objeto de la siguiente reflexión.
2ª) ¡Nadie puede servir a dos señores: a Dios y al dios Mammón!
Jesús sigue su aleccionamiento a los discípulos. Y lo hace de una manera a la vez realista y paradójica. Hay que prestar especial atención al estilo de Jesús. En muchas ocasiones acude a lo paradójico y, a veces, a lo aparentemente absurdo, para que su doctrina llegue a las mentes de sus oyentes y discípulos. Los hijos de este mundo son más sagaces (para sus cosas y negocios) que los hijos de la luz (para los intereses del reino), es una frase paradójica y conscientemente desconcertante para que los oyentes presten mayor atención. Y lo mismo habría que decir de la expresión ganaos amigos con el dinero injusto...; es una paradoja querida y buscada por Jesús para conseguir el mismo resultado o para intentar conseguirlo ya que ciertamente Él era un excelente maestro con una gran pedagogía, pero los que le seguían no fueron, durante su vida terrena, tan admirables discípulos (¡lo serán después de la resurrección y el don del Espíritu que les guiará a la verdad completa!). Jesús sigue poniendo en paralelo las dos situaciones: el comportamiento frente a los bienes y asuntos temporales (importantes pero no absolutos) y el comportamiento frente a los bienes que Él ofrece al anunciar con la palabra y los gestos la realidad del reino. Finalmente abordar y poner frente a frente a Dios y al dinero (en la lengua original el término es “Mammón”, que era venerado como un dios falso).
Este es el dramático problema que Jesús quiere resolver con estas expresiones dificultosas, pero iluminadoras y actuales. Han sido útiles y vivas en todos los momentos pasados y lo siguen siendo hoy entre nosotros. El creyente está en medio del mundo para que, como Jesús, sepa discernir y valorar en sus justos límites los distintos valores: los humanos y los del reino. Utilizar aquellos sin poner en riesgo éste. He ahí la gran sabiduría que Jesús desea a sus discípulos, para que puedan ser siempre señores e hijos libres en la casa del Padre, que para eso nos ha librado el Hijo. Entendería mal este mensaje de Jesús quien despreciara los valores terrenos de raíz. Y lo entendería peor quien pusiera en ellos su esperanza. Hay que utilizarlos con sabiduría; más todavía, utilizarlos como ayudas para conseguir el reino y vivir en la solidaridad y la justicia.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)