Lecturas del sábado, 25ª semana del tiempo ordinario, ciclo C

Date: 
Sáb, 2016-09-24

I. Contemplamos la Palabra

Lectura del libro del Eclesiastés 11,9–12,8:

Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón, de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo. Rechaza las penas del corazón y rehuye los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras. Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: «No les saco gusto.» Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado. Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se irán callando, darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro, y se arrastre la langosta, y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna y el cortejo fúnebre recorre las calles. Antes de que se rompa el hilo de planta, y se destroce la copa de oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio. Vanidad de vanidades, dice Qohelet, todo es vanidad.

Sal 89 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R/.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R/.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,43b-45:

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacia, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

II. Compartimos la Palabra

Acuérdate de tu Hacedor

El remate del Eclesiastés recoge la reflexión sobre el fin de la vida humana que hace el sabio Qohélet; texto singular en el que se cruzan lo poético con lo melancólico, incluso con lo triste. Porque el autor pone en crisis el universo que ha recibido en su entorno vital y cultural. Desfilan en su visión tanto los años luminosos de la juventud como los menos brillantes, incluso oscuros, de la vejez y la muerte. No deja de ser un dictamen un tanto simple (la luz alude a la juventud, la oscuridad a la senectud y a la muerte); porque es inevitable que la alusión a la ‘vaciedad’ o a la ‘vanidad’ de la vida nos ponga en el tiempo presente un poco en guardia, si es que no nos contagia el pesimismo que expresan. Pero puede tener otra acogida: vivamos el momento presente con hondura, inteligencia, lucidez, de tal manera que nuestros días y obras evoquen al Creador para que, al unísono, criatura y Hacedor, llenemos el tiempo de sentido y esperanza. Que todo sea o no vaciedad, dependerá de cómo creamos razones de esperanza y superemos dificultades para ayudar a vivir a los hermanos... y de cómo hablemos del Hacedor en nuestros actos.

Al Hijo del Hombre lo van a entregar

Es sabido que la persona de Jesús, sus palabras que sonaban a novedad, sus gestos salvadores, sus iniciativas humanizadoras… suscitaban en no pocos de sus contemporáneos admiración y agradecido asombro. Y Jesús lo sabía. Por eso ahora les declara la otra cara de su mesianismo, aunque con el riesgo de no ser comprendido y quedarse él solo ante su destino. No obstante, quizá no esté lejos de la intención del Maestro el ofrecer, además, coraje a aquellos que le siguen para superar en su momento la dificultad que les sobrevendrá, la aparente derrota de seguir a un Mesías clavado en la cruz. Por eso, los discípulos no entendían, o no querían entender, porque la paradoja del Maestro los desconcertaba al máximo. Ni preguntas le hicieron, como solían en casos en los que no le comprendían. Faltos de luz para aceptar el gran misterio de Dios en Cristo Jesús: Rey y Siervo, cruz y triunfo, muerte y vida, dolor y gozo. Solo el amor de Dios Padre, la luz que necesitamos, expresado en Jesús nos ayuda a aceptar este misterio salvador.

Coincide con el día de Nuestra Señora de la Merced, la memoria del Beato Dalmacio Moner, un fraile dominico catalán señalado por su sencillez y austeridad de vida y que por su talante piadoso y de silencio era conocido en su tiempo como el fraile que habla con el ángel.

Frente al tópico reinante ¿defendemos nuevos valores en la juventud y tiempos actuales?
El dolor es inevitable ingrediente de nuestra vida ¿nuestra comunidad se implica en la humanización del mismo?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)