Queridos hermanos y hermanas,
Estamos en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este año tiene como tema una expresión de San Pablo, que nos indica el camino a seguir. Y dice así: “El amor de Cristo nos empuja a la reconciliación” (cfr 2 Cor 5,14). El próximo miércoles concluirá la Semana de Oración con la celebración de las Vísperas en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la que participarán los hermanos y las hermanas de otras Iglesias y Comunidades cristianas presentes en Roma. Les invito a perseverar en la oración, con el fin de cumplir el deseo de Jesús: "Que todos sean uno" (Jn 17,21).
En los últimos días, el terremoto y las fuertes nevadas han puesto de nuevo a dura prueba a muchos de nuestros hermanos y hermanas en el centro de Italia, especialmente en Los Abruzos, Las Marcas y Lacio. Estoy cerca con la oración y el afecto a las familias que han tenido víctimas entre sus seres queridos. Animo a todos los que se dedican con gran generosidad en los esfuerzos de ayuda y de asistencia; así como las Iglesias locales, que están trabajando para aliviar el sufrimiento y las dificultades. Muchas gracias por esta cercanía, por vuestro trabajo y la ayuda concreta que aportais. ¡Gracias! Y les invito a rezar junto a la Virgen por las víctimas y también por los que con gran generosidad se comprometen en las operaciones de socorro.
En el lejano Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres se preparan para celebrar la conclusión del Año lunar el 28 de enero. Que mi cordial saludo llegue a todas sus familias, con el deseo de que se conviertan cada vez más en una escuela donde se aprende a respetar al otro, a comunicar y a cuidar los unos de los otros de un modo desinteresado. Que la alegría del amor pueda propagarse dentro de las familias y que se irradie a toda la sociedad.
Saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos de varios países, en especial al grupo de chicas de Panamá y a los estudiantes del Instituto “Diego Sánchez” de Talavera la la Reina en España.
Saludo a los miembros de la Unión Católica, maestros, directivos, educadores y formadores, que terminaron el 25 ° Congreso Nacional, y espero para ellos un trabajo educativo fructífero en colaboración con las familias. ¡Siempre en colaboración con las familias!
Y a todos les deseo un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo. Adiós!