Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
 

Etimológicamente significa "princesa de las aguas" en lengua siria y "espejo, iluminación" en lengua hebrea.

"Yo soy una mujer que he venido al desierto a hacer penitencia por mis pecados". Esta es la presentación que le hace a un ermitaño la joven María.

Efectivamente, desde que era una adolescente se entregó al vicio de los sentidos. Cansada de sus padres, se marchó y llevó una vida desastrosa.

Sin embargo, Dios siempre es el primero en amar. Se vale de circunstancias diarias para mover los corazones al auténtico amor. Para María, este momento fue muy simple. Vio un grupo de personas que iban desde Egipto al Santo Sepulcro en peregrinación.

Se unió a ellos. Cuenta la joven que, al entrar en el templo, una voz le decía:>.

Se echó a llorar amargamente mientras veía la imagen de la Virgen. La Madre de Dios le dijo:>.

La vida de la soledad le invitaba a la oración en cada instante del día. Cambió radicalmente su existencia durante los 40 años que se pasó en el desierto. Se alimentaba de lo que el campo producía. Cuando le venían depresiones y deseos de volver a su antigua vida de pecado en Egipto, acudía a la Virgen María para que le ayudase en los peligros.

El ermitaño y sacerdote Zózimo ejerció en su vida un papel fundamental. Hablaban de cosas espirituales, leían la Biblia y María recibía la sagrada comunión.

Un jueves santo esperaba con ansiedad la comunión. Quedaron en verse el domingo de Resurrección. El sacerdote, ilusionado, iba orando por el camino. Al entrar en su cueva, la encontró ya muerta. Y había dejado escritas estas palabras:>. Del lugar de su tumba surgieron muchos milagros, y mucha gente iba peregrinando a la sepultura de la penitente ejemplar.