Homilia
Padre Manuel Monge Mayboca
Evangelio; Mc, 10,2-16.
Reflexion
Al instituir el matrimonio, Dios le dió las características adecuadas; Quiso que fuera permanente, que fuera exclusivo, que fuera estable para hacer crecer el amor.
Que fuera fecundo amor, que fuese un amor intimo, que fuera un amor sagrado, con consentimiento irrevocable, con donación física, auténtica y total entre un hombre y una mujer.
Quiso que fuera un amor fiel, indisoluble, con profundo respeto, que favorezca la felicidad a la manera en que Jesús ama a su Iglesia.
El matrimonio es un don, un regalo convertido en sacramento, para bendecir allí a aquel hogar reunido, para los que se comprometen a recibirlo, quiso que fuera una alianza grande que exige totalidad, no es a plazos, no es a prueba, no es bajo una condición, sino una donación de la pareja.
Debe ser el matrimonio un amor maduro, con la misión especial de amarse con una entrega sinigual, una unión delicada y amorosa, quiso Dios formar un hogar, donde ese amor pueda protegerse, enriquecerse y cultivarse.
Quiso que fuera una familia para honrarse, como personas, con una grande e estima, admiración y respeto, quiso formar una Iglesia domestica, donde sea privilegiado el diálogo y el perdón.
Quiso que la bendición pedida por aquellos novios convertidos luego en esposos, vivieran juntos ese sacramento para seguir siendo siempre felices.
Dios no inventó el divorcio, dice el Evangelio, sino la unidad para siempre: "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre".
Feliz domingo.
Domingo XXVII Ordinario, ciclo B.
Ciudad Obregon, Sonora. 3 de Octubre de 2021.
DIOS ESTA CON USTEDES.