Heroína del Antiguo Testamento: Esta mujer defendió la libertad y religión del pueblo contra el general Holofernes que sabía que el pueblo judío cuando era fiel a Dios, era invencible por su unión y valentía (curiosamente, hoy los políticos saben lo mismo: "elimina a Dios de la vida pública y dominarás"). Holofernes sitió la ciudad para matar a los judíos de hambre y de sed. El sacerdote Ozías a esto respondió: "Esperen cinco días y en ese plazo decidiremos qué debemos hacer" (típico de los hombres, ni idea). Ante esto se presentó Judith, una viuda joven y bella, y dijo:"Dios nos está probando pero no nos ha abandonado. Yo voy a hacer en estos días algo cuyo recuerdo se prolongará por muchos siglos. Esta noche saldré de la ciudad y luego Dios hará por mi mano algo que ahora no les puedo contar" (típico de las mujeres, el misterio). Pidió fortaleza y bendición a Dios y fue apoyada por los jefes y sacerdote, que le dijeron:"Vete en paz y que el Señor te proteja y te guíe".
Se arregló con sus mejores galas y se fue al campamento enemigo, diciendo a los centinelas que huía de Betulia para entrevistarse con Holofernes. Este la vio y cayó prendado ante ella y mandó hacer una gran fiesta en la que se emborrachó. Una vez que se quedó solo con ella, cogió una espada y le cortó la cabeza. Cuando esto se supo los enemigos de los judíos se debilitaron y dejaron el asedio. Todos los habitantes de Betulia, los jefes y sacerdotes fueron a felicitarla y le dijeron una de las más grandes alabanzas de la Sagrada Escritura:"Tú eres la gloria de Jerusalén, el orgullo de Israel. Bendita seas por el Señor Omnipotente por todos los siglos. Amén". Muchas conclusiones se podrían sacar de aquí, pero podemos decir que Judith actuó en conciencia y eligió el mal menor, aunque su actitud no sea muy de santa que digamos. Su memoria, en la Iglesia Ortodoxa es el 30 de diciembre.