2012-05-09 L’Osservatore Romano
Tranquilidad y confianza: el comportamiento de san Pedro durante su encarcelamiento es el de quien «se fía de Dios, sabe que está rodeado por la solidaridad y la oración de los suyos y se abandona totalmente en las manos del Señor». Lo dijo el Papa en la audiencia general del miércoles 9 de mayo, en la plaza de San Pedro, hablando del encarcelamiento y la liberación del apóstol en la víspera de su proceso en Jerusalén.
El Pontífice propuso de nuevo el relato del último episodio de la vida de Pedro, narrado en el capítulo 12 de los Hechos de los Apóstoles, para subrayar una vez más «la fuerza de la oración incesante de la Iglesia». Gracias a la cual el Señor «realiza una liberación inimaginable e inesperada, enviando a su ángel». Por su parte, Pedro «vive la noche de la prisión y de la liberación de la cárcel como un momento de su seguimiento del Señor, que vence las tinieblas de la noche y libra de la esclavitud de las cadenas y del peligro de muerte».
Todavía hoy el comportamiento del apóstol es ejemplo para la Iglesia y para cada cristiano. Incluido el Papa, que a los fieles presentes en la audiencia les confesó haberse «siempre sentido sostenido por la oración de la Iglesia, por vuestra oración, sobre todo en los momentos más difíciles». Palabras acompañadas por un largo aplauso, al cual Benedicto XVI respondió sencillamente: «Gracias de corazón».