San Pedro de Córdoba

Date: 
Lunes, Junio 7, 2021
Clase: 
Santo

SAN PEDRO DE CÓRDOBA

Etimológicamente significa “roca”. Viene de la lengua hebrea.

Después de haber sufrido el martirio uno de los cristianos más célebres del siglo IX en la ciudad de Córdoba, los seguidores de Jesús se armaron de valor. Salían a las calles y plazas anunciando que eran creyentes, que profesaban ser cristianos, aún a pesar de pasar por las mismas circunstancias que  San Pedro de Córdoba.

Este santo era un sacerdote de Ecija. Su cultura lo llevaba  a la literatura y las letras y sobre todo los estudios y especialización de la Biblia. Todo este caudal de cultura lo adquirió en uno de los muchos monasterios que abundaban en las cercanías de Córdoba, y concretamente, en el de Cuteclara.

Juntamente con Pedro había otros muchos santos que lo fueron por sufrir el martirio a manos de los musulmanes. Los hay jóvenes y mayores, muchos nombres se han perdido en la historia, los musulmanes siempre queriendo imponer sus creencias, llegaban arremetiendo con aquellos que profesaban creencia contraria a ellos.

San Pedro de Córdoba no fue la excepción, lucha tenazas por la fe, el amor de Jesús , su única estructura que los sostiene

En el mismo día del 7 de junio fueron martirizados por amor a Dios, estos santos con nombres  raros: San Wistremundo, de Ecija, y San Sabiniano, de Froviano. Ambos formaban parte del monasterio de san Zoilo de Armelata.

Son dignos de tener en cuenta también a estos hombres:  San Hebencio, de Córdoba, perteneciente a la abadía de san Cristóbal. Al lado del Guadalquivir. Otro fue San Jeremías. En aquellos difíciles tiempos tuvo la osadía de dejar todo su dinero para vivir la santidad en el monasterio Tabanense.

Cabe enumerar entre ellos a Isaac, proveniente del cenobio de Tábanos. Fue un notario afamado y, cosa rara, sabía muy bien la lengua árabe. Otro fue el joven Sancho, que antes había sido prisionero, y había trabajado a las órdenes de los militares árabes y en el propio palacio califal.

El estudioso san Eulogio recoge todos estos nombres, extraños para nuestros días, con el fin de que permanezcan en los anales de la vida de los cristianos que padecieron el martirio por amor a Dios  en el año 851.

Realmente, cuando es el Señor quien infunde en el corazón de los hombres la semilla de su gracia y de su fe, no hay quien pueda contra los seguidores de Dios. Lo confirman cada día estas breves reseñas.

Fuente: Padre Felipe Santos