Hoy tercer Domingo de junio, la sociedad dedica su atención a celebrar al PADRE DE FAMILIA, como en mayo lo hace con la Mamá. Papá y Mamá son las dos columnas básicas en las que se sostiene el edificio familiar. Los padres y las madres de familia son como las vías del tren que se extienden paralelas, sin acortarse ninguna, para que el tren familiar se deslice con seguridad. Para que esto suceda y no haya descarrilamiento, el magisterio eclesiástico nos habla de la: “PATERNIDAD RESPONSABLE”. Porque el matrimonio es y debe ser fuente de felicidad y de santidad de los esposos; fuente de educación y santificación para los hijos; y fuente de progreso de la sociedad civil y crecimiento de la Iglesia. Por eso la paternidad responsable supera y debe superar el puro aspecto biológico y debe llegar a su plenitud, cuando los padres y madres de familia han sabido introducir gradualmente al hijo en la sociedad, como elemento positivo y no negativo de la misma. No olvide que el procrear humano, no es solamente una respuesta al llamamiento carnal, sino fruto de un amor verdaderamente humano, que responde al llamamiento divino de colaboración en la transmisión de la vida humana, en forma plena. Esto implica: alimentarla, proporcionarle casa, vestido, cuidado de su salud, educación conveniente, amor y comprensión y alimentarla en su vida de fe y así prepararla a su destino eterno. Un padre responsable de los hijos que Dios le ha dado, procura hacerles conciencia de la gran dignidad de ser persona humana creada a imagen y semejanza divinas y con destino de eternidad que no deben perder.
Sin lugar a duda los niños, son el tesoro más valioso y esperanzador de la humanidad, si tienen padres responsables que no sólo los mantengan, sino que los eduquen. La educación abarca a la vida humana en todas sus facetas: sensible, espiritual, intelectual, moral, doméstica y social. La buena educación eleva y perfecciona al hombre y le ayuda a seguir el ejemplo y doctrina de Cristo. Educar al hijo, no es lograr que suprima sus caprichos, sino crear en él, el hábito de querer el bien y que tenga la suficiente fuerza de voluntad para cerrar sus oídos a los cantos seductores de las “SIRENAS HEDONISTAS” que lo quieren desviar del camino del deber y hacerlo que se estrelle en el terreno falso del placer sensual, que es un tirano que mata a la razón, debilita a la voluntad y destruye la vida. El padre responsable, no es un simple guardián y mantenedor de los hijos, ni relega el deber de educarlos a la escuela, la cual no debe sustituir a los padres, sino ayudarlos. Usted como padre de familia tiene el deber y la obligación de que cada uno de sus hijos lleguen a una madurez integral que los haga saber adaptarse a las diferentes etapas y circunstancias de la vida y a saber superar las crisis y éstas superadas consolidan la madurez. El papá responsable e inteligente, tiene que saber adaptarse a cada etapa de la vida del hijo, que está tejida de alegrías y tristezas, de obediencia y rebeldía, de fracasos y triunfos. Unos padres que han sabido educar a los hijos han proporcionado un elemento positivo y útil a la sociedad. Lo contrario produce, puros problemas para los demás.
Los padres responsables, son el SEMAFORO FAMILIAR que orientan a los hijos para que caminen por el camino correcto y no equivocado. LUZ VERDE, para todo lo positivo y beneficioso para el hijo y la sociedad. LUZ AMARILLA, precaución con las compañías y con las fiestas. El padre responsable debe orientar al hijo sobre las amistades y las compañías, para que no vayan a convertir a su hijo en cómplice de la delincuencia y demás problemas sociales que se padecen. LUZ ROJA ¡ALTO!, a la vagancia, a las pintas en las paredes, a convertir las calles en estadios y campos deportivos, con las consecuencias que esto ocasiona para los vecinos. ¡ALTO! A todo lo negativo. No olvide que de la buena cimentación depende la estabilidad del resto del edificio. De la buena o mala educación, de la niñez y adolescencia de los hijos, va a depender, el bienestar o malestar de la sociedad. Como Papá responsable, siembre a tiempo. ¡Felicidades a todos los Papás, que han sabido orientar a sus hijos por los caminos correctos! No eche a perder al hijo, permitiéndole hacer todo lo que quiera. Porque la paternidad no es sólo un producto biológico, con relaciones interpersonales, sino es también un producto social. Y esto implica la formación y educación del hijo, en los valores morales y religiosos. Todo padre de familia debe de ser un educador y si cumple con este deber su paternidad es: Robusta, jugosa y bella, en su estilo de hablar, de actuar, de comportarse en el ambiente familiar en el que viven los hijos. Papá y Mamá, valoren la gran dignidad de su misión, el ser llamados a colaborar con el Divino Creador, en la transmisión de la vida humana. Pero que ésta, sea vivida en forma digna por los hijos, para que todos lleguen al cielo. ¡Arriba y adelante!