“Hagan esto en memoria mía”
Lc 22, 19b

 
Estimados hermanos sacerdotes:
 
Gracia y paz en Cristo Eucaristía.
 
El amor a Cristo Eucaristía signa la espiritualidad cristiana de manera especial e intensa: ¡Es Cristo vivo, real y verdaderamente presente en el altar!
El amor a Cristo nos apremia día a día a lanzarnos a la evangelización de los distintos ambientes y comunidades; y este amor lo encontramos especialmente en las especies consagradas.  Dice la Congregación para la Doctrina de la Fe: «El Año de la fe “será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía”. En la Eucaristía, misterio de la fe y fuente de la nueva evangelización, la fe de la Iglesia es proclamada, celebrada y fortalecida. Todos los fieles están invitados a participar de ella en forma consciente, activa y fructuosa, para ser auténticos testigos del Señor» (Nota con indicaciones pastorales para el Año de la fe, IV,2).

Todo cristiano está llamado a amar y adorar al Señor Jesús. Es en este contexto eclesial y misionero que les invito a hacer presente la hermosa tradición de la Iglesia que supone la Adoración Nocturna, la cual tiene una amplia y arraigada presencia en nuestra Nación y quiere ser promovida en todas las comunidades de la Diócesis.

Estimados hermanos sacerdotes, recordemos que la fuente y culmen de la vida eclesial está en la eucaristía. Es por lo anterior que les exhorto a abrir las puertas a esta experiencia de fe y amor y apoyar al desarrollo de esta muestra de celo eucarístico.

Confiando en su generoso apoyo, les imparto mi bendición,