LA COMUNIDAD CRISTIANA ANIMADA “A PROSEGUIR FUERTE Y SERENA EN EL CAMINO DE LA FIDELIDAD A CRISTO”

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, “pilares de la Iglesia naciente”, “testigos de la fe, que han ampliado el Reino de Dios con sus distintos dones, y han sellado con su sangre su predicación evangélica. Su martirio es signo de unidad de la Iglesia”. Lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI durante el Ángelus del viernes 29 de junio, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. “Al recordar su testimonio luminoso, recordamos los inicios de la venerable Iglesia que en Roma cree, reza y anuncia a Cristo Redentor – ha dicho el Pontífice -. Pero los Santos Pedro y Pablo no sólo brillan en el cielo de Roma, sino en los corazones de todos los creyentes que, iluminados por sus enseñanzas y su ejemplo, en todo el mundo siguen el camino de la fe, la esperanza y la caridad. En este camino de salvación, la comunidad cristiana, sostenida por la presencia del Espíritu del Dios vivo, se siente estimulada a proseguir fuerte y serena en el camino de la fidelidad a Cristo y de la proclamación de su Evangelio a los hombres de todos los tiempos”.

Después el Santo Padre ha continuado diciendo: “En este fecundo itinerario espiritual y misionero se sitúa la entrega del Palio a los Arzobispos Metropolitanos, que he cumplido esta mañana en la Basílica. Un ritual siempre elocuente, que pone de relieve la íntima comunión de los Pastores con el Sucesor de Pedro y el profundo vínculo que nos une a la tradición apostólica. Este es un tesoro doble de santidad, en el que se funden la unidad y la catolicidad de la Iglesia: un tesoro precioso que debe ser redescubierto y vivido con renovado entusiasmo y compromiso”.El Santo Padre ha celebrado la Santa Misa en la Basílica de San Pedro con los Arzobispos metropolitanos que han recibido el Palio, en la que ha participado una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y “The Choir of Westminster Abbey”, ha animado la liturgia, junto con la Capilla Sixtina. En su homilía, el Pontífice ha subrayado que “Pedro y Pablo, aunque humanamente muy diferentes el uno del otro, y a pesar de que no faltaron conflictos en su relación, han constituido un modo nuevo de ser hermanos, vivido según el Evangelio, un modo auténtico hecho posible por la gracia del Evangelio de Cristo que actuaba en ellos. Sólo el seguimiento de Jesús conduce a la nueva fraternidad: aquí se encuentra el primer mensaje fundamental que la solemnidad de hoy nos ofrece a cada uno de nosotros”. Después deteniéndose a hablar del significado de la espada con la que la tradición iconográfica representa a san Pablo, ha explicado: “sabemos que ésta significa el instrumento con el que fue asesinado. Pero, leyendo los escritos del apóstol de los gentiles, descubrimos que la imagen de la espada se refiere a su misión de evangelizador. Él, por ejemplo, sintiendo cercana la muerte, escribe a Timoteo: «He luchado el noble combate» (2 Tm 4,7). No es ciertamente la batalla de un caudillo, sino la de quien anuncia la Palabra de Dios, fiel a Cristo y a su Iglesia, por quien se ha entregado totalmente. Y por eso el Señor le ha dado la corona de la gloria y lo ha puesto, al igual que a Pedro, como columna del edificio espiritual de la Iglesia”. (SL) (Agencia Fides 30/06/2012)