A PROPÓSITO DE OLIMPIADAS

2012-07-27 Radio Vaticana
(RV).-Corría el año 1908 cuando Roma, tras una grave crisis económica renunció a las Olimpiadas que fueron finalmente celebradas en Londres. Ese mismo año, el inventor de los Juegos, el francés Pierre De Coubertin, pidió ayuda a la Santa Sede para promover las Olimpiadas y fue el mismísimo Papa San Pío X quien le ofreció su apoyo. Han pasado más de cien años y por tercera vez, Londres es la anfitriona de las Olimpiadas. La XXX edición de los Juegos Olímpicos comienza esta tarde en la capital británica. Estos interesantes momentos de la historia al inicio del Novecientos se recogen en el libro “Pío X y el deporte” de Antonella Stelitano. Una época en la que menos del 1% de la población hacía deporte y quién lo practicaba lo hacía como adiestramiento militar o como pasatiempo de la clase noble, tal y como explica la autora en una entrevista realizada por Radio Vaticano. “San Pío X vio la posibilidad de que el deporte fuera educativo. Una forma de acercar a los jóvenes, para que estando juntos siguieran una reglas y respetaran al adversario. Creo que -continúa diciendo la autora- entendió que era posible hacer que las personas estuvieran juntas de una forma muy simple, unirlas sin problemas de raza, religión o ideas políticas diferentes”. Ante la dificultad de aquella época de comprender la gimnasia, Antonella Stelitano recuerda, al final de la entrevista, las palabras que el Papa San Pío X habría dicho a uno de sus cardenales: “Muy bien. Si no entienden que es algo que se puede hacer, me pondré yo a hacer gimnasia delante de todos; así verán que si la hace el Papa, la puede hacer todo el mundo”. (RC-RV)