Peregrinación Tepic 2012

Imagen de AASuarezQ
Tipo: 
Nacional

Viernes, 25 de Mayo de 2012 09:37
Escrito por  Mons. Luis Artemio Flores Calzada

Homilía de Mons. Luis Artemio Flores Calzada, Obispo de Tepic, en la Basílica de Guadalupe, con motivo de la Peregrinación de la Diócesis.

“Por aquellos días María se puso en camino y fue de prisa a una montaña, a una ciudad de Judá”.

Saludo

La Iglesia diocesana de Tepic estamos aquí presentes a los pies de nuestra madre santísima, en esta casita sagrada que los mexicanos hemos querido dedicarle, a    donde ella diariamente manifiesta su amor maternal a cada uno de nosotros.
Hemos venido, para poner en sus manos nuestros proyectos pastorales y la misión continental en nuestra amada Diócesis de Tepic.

En este hermoso lugar del Tepeyac, floreció  el milagro en la tilma del pobre Juan Diego refiere la tradición, pinceles que no eran de aquí abajo, dejaban como pintada una imagen dulcísima que la labor corrosiva de los siglos maravillosamente respetaría, estas palabras del mensaje radiofónico del Papa Pio XII envío a nuestra patria en México con motivo de los cincuenta años de la coronación pontificia de la Virgen de Guadalupe el 12 de octubre de 1945, nos llenan de gozo, es por eso que en esta ocasión tan solemne en que está reunida nuestra Iglesia Diocesana, quisiera hacer resaltar algunos elementos importantes del acontecimiento guadalupano, para ello quiero servirme de la fuente histórica más antigua que tenemos sobre el mensaje guadalupano, este es el  Nican Mopohua, que el culto indígena de raza tepaneca  Antonio Valeriano  nos escribió en el año de 1549, apenas  18 años después de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

Quisiera recalcar algunos puntos del Nican Mopohua relacionados también con la Sagrada Escritura, en primer lugar hablaré sobre ¿Quién es María?, segundo, María nos anuncia  al verdadero Dios, tercero María se presenta como Madre, cuarto María defiende la dignidad del hombre y quinto María nos pide un templo.

Primero: María se presenta como la Perfecta Siempre Virgen María,” era sábado muy de madrugada y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac, oyó cantar como el canto de muchos pájaros, de muchos pájaros  finos, se detuvo Juan Diego ¿Dónde estoy? En la tierra de las  flores, en la tierra del maíz de nuestra carne, de nuestro sustento, a caso estoy en la tierra celestial”, estas palabras nos revelan el canto, las flores, los sonidos armoniosos y los colores bellos, que en la filosofía religiosa indígena son elementos de comunicación divina, el contacto se realiza en el monte y el monte es siempre aparece como el lugar del encuentro con Dios, así lo encontramos en la Escritura, por ejemplo en el Sinaí el Señor le revela las tablas de la ley a Moisés, en la transfiguración Jesús muestra su divinidad a los apóstoles y se transfigura, la ciudad celeste Jerusalén, se asienta sobre una montaña el monte Sión, el monte lugar del encuentro con Dios y María quiso presentarse, precisamente en un monte, para hablarnos, para transmitirnos esa comunicación divina. Cuando María se presento a Juan Diego lo primero que hace es identificarse ¿quién es ella? Oigamos las mismas palabras de la Virgen: “Sábelo ten por cierto hijo mí, el más pequeño, que soy la perfecta siempre Virgen María, Madre del Verdaderísimo Dios, por quien se vive, el creador de las personas, el dueño de la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra”. El mensaje de María de Guadalupe toca el corazón mismo del mensaje cristiano, “cuando llegó la plenitud de los tiempos Dios envío a su Hijo nacido de una mujer”, palabras que escuchamos hoy en la segunda lectura del apóstol Pablo a los Gálatas: “Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel”, fue el anuncio que hizo el profeta Isaías, anunció que se cumplió cuando Dios envío un ángel a una virgen llamada María y la saludo y le dijo: “Alégrate María, llena de gracia, el Señor está contigo, no temas María porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, el será grande y será llamado hijo del Altísimo”, ahí tienes a María  esa virgen limpia y pura que nos ha traído a Cristo, “Yo soy la siempre Virgen María madre del verdaderísimo Dios por quien se vive”  

Segundo en el centro del mensaje guadalupano está Dios, si el verdaderísimo Dios por quien se vive y es María la madre de Dios la que nos da a conocer a ese verdadero Dios, Jesús siempre ha querido asociar a María su madre en la obra de la salvación. María lo dio a luz, María lo amamantó, Jesús hizo su primer milagro por intercesión de María convirtiendo el agua en vino, Jesús  nos entregó a María en el momento en el que él entregó su vida en la cruz “Hijo ahí tienes a tu madre”, María está al comienzo de la Iglesia en Pentecostés, María nos lleva a Jesús. Hoy que han surgido varios grupos y sectas que tratan de quitar a María del corazón del hombre podemos juzgar fácilmente  que actúan contra la voluntad de Dios, porque el Señor ha querido asociar a María a su Hijo. La virgen María enseña a sus nuevos hijos la fe en el único Dios, a quien se debe toda adoración y todo honor, por eso María utiliza los atributos divinos, con que la mente náhuatl se refería a Dios por ejemplo: Ipalnemo huani, aquel por quien todo se mueve, Ipal yeligua aquel por quien se vive, teyocoyani el creador de personas, tlayocoyani el creador de las cosas, moyocani el que tiene  perfecta conciencia de si mismo, yohualieecatl noche viento, el que es  misterio, invisible impalpable, María es la madre de Dios cuya serie de atributos lo hacen el centro de atención, María nos da a conocer al verdadero Dios por quien se vive.

Tercero:   La maternidad espiritual de María, le dice la virgen a Juan, porque yo en verdad soy vuestra madre compasiva, cuando Juan diego estaba afligido por la enfermedad de su tío le dice: “ponlo en tu corazón hijo mío, el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió, que no se perturbe tu rostro, tu corazón, no temas está enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante aflictiva, no estoy yo aquí que soy tu madre, no estás  bajo mi sombra y mi resguardo, no soy yo la fuente de tus alegrías, no estás en el hueco de mi manto en el cruce de mis brazos,  tienes necesidad de alguna otra cosa”, que palabras tan hermosas le dirige María a Juan Diego y en Juan Diego te dirige a ti esas palabras María, son series de expresiones de ternura maternal, son un reflejo de aquel amor divino, que encontramos en la Sagrada Escritura al manifestar el amor de Dios por el hombre, “a caso olvida una mujer a su niño de pecho, pues aunque ella llegase a olvidarlo, yo nunca me olvidaré de ti,” palabras del profeta Isaías (49,5),” no temas que te he rescatado, te he llamado por tu nombre tú eres mío si pasas por las aguas yo estoy contigo, eres precioso a mis ojos, eres estimado yo te amo” (Is. 43,5)

Cuarto: María defiende la dignidad del hombre,  cuando se inicia la conquista y se estropea la dignidad de la persona en muchos aspectos, malos tratos, humillaciones, destrucción de sus valores, abusos opresión, María viene y María porta también aquellos misioneros  que vengan y proclamen el evangelio de Jesús, evangelio que es amor y que nos descubre cuánto vale el hombre y en la persona de Juan Diego María nos muestra cómo deben ser tratadas las personas, “escucha hijo mío el menor, Juanito, a donde te diriges, anda al palacio del Obispo de México y le dirás como yo te envío para que le descubras como mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi templo”, a lo que Juan Diego le responde “mucho te suplico señora mía, reina, muchachita mía que alguno de los nobles estimados que sea reconocido, respetado, honrado le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra, para que le crean, porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy parihuela, soy cola, soy ala, yo mismo necesito ser conducido, a lo que respondió la siempre Virgen María, escucha el más pequeño de mis hijos, ten por cierto que no son escasos mis servidores, mis mensajeros a quienes encargue que lleven mi aliento, mi palabra, para que efectué mi voluntad, pero es muy necesario que tú personalmente vayas y ruegues que por tu intercesión se realice, se lleve a efecto mi querer, mi voluntad, que por ello te enriqueceré, te glorificaré”, con estas palabras María le dice a Juan Diego  Tú eres importante y por eso yo te confío esta misión, María le descubre a Juan Diego su dignidad,  su valor de persona, si analizamos las escrituras encontramos que cuando Dios crea al hombre lo crea a su imagen y semejanza, el hombre es hijo de Dios, hermano con los hombres y Señor de la creación, el hombre tiene una gran dignidad, porque es hijo de Dios independientemente de su clase o condición social, el hombre vale por lo que es, no por lo que tiene, la Iglesia continuadora y depositaria del mensaje de Cristo y de María sigue anunciando y defendiendo la dignidad de la persona y nos exhorta a ver en cada hombre cualquiera que sea su condición, por humilde que sea ver el rostro de Cristo, por lo tanto, toda ofensa a la dignidad de la persona, ya sea privarlo de la vida, malos tratos, opresión, injusticia, engaño, es una ofensa al creador, porque el hombre es imagen viva de Dios, en Juan Diego, María rescató la dignidad del pueblo mexicano

Quinto punto: mi casita sagrada, mi templo, la Virgen de Guadalupe pidió una casa, un templo, “mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada,  que erija en el llano mi templo”,   en todas las culturas, todo grupo religioso ha elegido un sitio consagrado a la divinidad, Yahvé ordenó a Moisés: “me han de hacer un santuario para que yo habite en medio de ellos”, he escogido y santificado  esta casa para que en ella permanezca mi nombre por siempre, ahí están mis ojos y mi corazón todos los días”, María quiere una casa, un templo, esto es  un lugar de encuentro con Dios, y un lugar de encuentro con los hombres, esto es la Iglesia, el encuentro con Dios y el encuentro con los hermanos y así nos lo dice también el apóstol Pablo “ustedes son piedras  vivas para ser morada de Dios en el Espíritu”, es muy impresionante constatar todo  el mensaje guadalupano se sitúa en una perspectiva de Iglesia, en un clima verdaderamente eclesial, envía a Juan Diego ante el obispo, que es el pastor de la Iglesia, “de mi parte hazle oír mi querer, mi voluntad para que realice haga mi templo que le pido” y respecto de los sacerdotes hay dos expresiones que es útil destacar, leemos cuando Juan Diego le dice a la Virgen “llegaré a tu casita de México, a seguir las cosas de Dios, que nos dan quienes son las imágenes de nuestro Señor, nuestros sacerdotes”, y cuando su tío Bernardino se puso enfermo le dice a la Virgen “Ahora iré deprisa a tu casita de México a llamar a algunos de los amados de nuestro Señor, nuestros sacerdotes para que vayan a confesar”,  si, queridos hermanos sacerdotes somos la imagen de Cristo, no por nuestros meritos, sino por la consagración,  por la unción sagrada, portadores del mensaje de Dios, el Concilio Vaticano nos dice que actuamos  en nombre de Cristo cabeza, por lo tanto María también nos exhorta, nos invita a ser para el pueblo, precisamente eso hermanos, hermanos que comparten la fe, hermanos que anuncian con la vida pero sobre todo con el testimonio, con la palabra y con el testimonio el Evangelio de Cristo. Quisiera terminar queridos hermanos que contempláramos aquella hermosa imagen de la Santísima Virgen, en esa imagen toda una serie de mensajes también para nuestra cultura de nuestros antepasados y para nosotros, al centro hay una florecita de cuatro pétalos, que se llama nahuoli que para nuestros antepasados significa el principio de donde brota todo, las morada de Dios y esa florecita está precisamente bajo las manos de María en su seno, de ahí brota el principio de todo y alrededor de esa imagen bendita están los rayos solares, María nos anuncia al verdadero Dios, al sol auténtico que es su  Hijo luz que viene a iluminar a todo hombre, el mismo nombre de María Guadalupe, la que ahuyentó la serpiente, río de luz, río de amor, ahí están conjugada en su imagen bendita la tierra, el cielo, el firmamento, la luna porque esa bendita madre es reina del cielo y reina de la tierra, consagremos queridos hermanos a María todo nuestro amor, confiémosle a María todas nuestras preocupaciones, todos nuestros trabajos, la obra de la evangelización,  La misión continental, basta que nos dejemos conducir por el Espíritu de Dios  y por ese amor a María y todo lo demás lo hace el Señor, no hay nada que deba afligirnos, porque María está con nosotros y escuchamos la voz del Señor: “No teman yo estoy contigo”, Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. 

+ Luis Artemio Flores Calzada
VIII Obispo de Tepic