Año de la fe

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Viernes, 08 de Junio de 2012 08:30
Escrito por  CELAM

Comunicado de la Conferencia Episcopal de Honduras

A todos los fieles católicos les deseamos la gracia y la paz de Dios.

Reunidos en Asamblea ordinaria, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras hemos reflexionado sobre diversos aspectos de la vida eclesial y de la vida nacional.  Sobre todo, nos hemos centrado en la llamada que ha hecho el Papa Benedicto XVI a la Iglesia Universal por medio de la carta apostólica “Porta fidei”. En ella, el Santo Padre nos convoca a un Año de la fe que se inicia el 11 de octubre del presente año,  coincidiendo con el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y culmina en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013.

Con gozo y esperanza recibimos esta convocatoria del Papa y queremos orientar a todos los fieles sobre la manera de aprovechar al máximo esta oportunidad de gracia y bendición. Es cierto que dedicar un año al tema de la fe no significa profundizar o centrarse en este tema sólo durante ese año. Por el contrario, significa tomar conciencia y prepararse intensamente para revitalizar, purificar, confirmar y celebrar la fe cada día, y dar un renovado testimoniode este don maravilloso ante el mundo.  Por eso nos unimos al Papa cuando afirma: “Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración de confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia y, de modo particular en la Eucaristía, que es “la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza”. (SC, 10) Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe hacer propio, sobre todo en este Año.” (Porta fidei, 9).

Como Pastores, queremos sugerirles unas orientaciones que deberán ser analizadas en cada Diócesis y desde los organismos nacionales de la Pastoral de conjunto, a fin de que permitan ir elaborando los planes pastorales que podamos llevar a cabo en el Año de la fe.

  1. LA FE EN RELACIÓN A LA SAGRADA ESCRITURA.

    La celebración de este Año convocado por el Papa, nos invita a intensificar nuestro contacto con la Palabra, en la que Dios se revela y nosotros respondemos con la obediencia de la fe.  Será una oportunidad para revisar y mejorar todas las iniciativas y métodos que en nuestras Diócesis se implementan para facilitar el conocimiento de la Biblia, para ejercitarnos en la lectura orante de la Palabra y, sobre todo, para la animación bíblica de todas las áreas de pastoral de la Iglesia.

  2. LA FE EN RELACIÓN A SUS CONTENIDOS.

    “Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundocambio como el que la humanidad está viviendo.” (Porta fidei, 8) Al servicio de esta reflexión están los documentos del Concilio Vaticano II, el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio, el Magisterio de los Papas y los documentos de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, sobre todo el de Aparecida. Para facilitar esta reflexión será necesario elaborar planes en los que se considere la atención a los fieles en sus variadas situaciones y buscando aquellos métodos que faciliten al máximo este enriquecimiento de la fe que es la catequesis en sus distintos niveles.

  3. LA FE EN RELACIÓN A LA MISIÓN QUE EL SEÑOR LE HA  ENCOMENDADO A SU IGLESIA.

    “También hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo decomunicar la fe.” (Porta fidei, 7) En efecto, el Año de la fe será una oportunidad de concentrar nuestras energías espirituales en la tarea misionera que el Señor nos ha dejado y en la que nos acompañará hasta el fin de la historia (Cf. Mt 28, 20). Y de proseguir, también, en el camino de la renovación parroquial, camino que nos prepara para que la Misión Continental sea responsabilidad de todas las comunidades eclesiales viviendo en un estado permanente de Misión. Será importante, así mismo, estar atentos a las conclusiones del Sínodo de Obispos, a celebrarse en el próximo mes de octubre, cuyo tema es “La nueva evangelización para la trasmisión de la fe cristiana”.

  4. LA FE EN RELACIÓN A LA CARIDAD.

    “La fe sin caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir sucamino.” (Porta fidei, 14) Toda la inmensa obra que la Iglesia Samaritana realiza en el mundo al servicio de los más necesitados,  encuentra su sentido y motivación en “la fe que actúa mediante el amor” (Cf. Gal 5, 6). En el Año de la fe, la Pastoral Social/Caritas tendrá la oportunidad de renovarse a sí misma y dejarle todavía más claro a la sociedad que la razón de nuestro servicio es el haber reconocido, por la fe, la presencia de Cristo en los pobres.

  5. LA FE EN RELACIÓN A LA LITURGIA.

    La celebración de la fe, necesaria para la existencia de la Iglesia, centrada en la Eucaristía, será una oportunidad propicia para expresar con el corazón y con lenguaje nuevo, el Misterio de la fe, profesado en el CREDO. Cuando la comunidad se reúne para escuchar la Palabra de Vida, no hay duda de que también necesita escuchar la Historia de sí misma que el Espíritu Santo ha ido tejiendo y el testimonio de los mártires que dieron su vida por ser fieles a Cristo, así como la vida  de los santos que nos muestran el camino de perfección en el seguimiento de Cristo. Y en el lugar privilegiado de esta Historia de Salvación, encontramos a MARÍA, la Madre del Señor, modelo de fe y esperanza. La fe auténtica, que necesita expresarse,  lo hace por medio de las manifestaciones más profundas y también de las más sencillas; y Dios las recibe todas con ternura.  Por eso, el Año de la fe debe ser una buena oportunidad para examinar la religiosidad popular, guiarla y fortalecerla.

  6. LA FE COMUNITARIA EN RELACIÓN A LA CULTURA

    En medio de cualquier cultura, el primer fruto que produce la fe es la COMUNIDAD.Una comunidad de fe que, para ser verdaderamente cristiana,  debe estar unida en Cristo por el vínculo del amor y de la paz, frutos del Espíritu Santo. Una tarea primordial, que toda comunidad eclesial debe ir realizando, es la inculturación de la fe. Es decir que la Comunidad eclesial, respetando la cultura  en la que vive, la penetra de los valores del Evangelio, de tal modo que la misma fe llega a expresarse con las características culturales de esa sociedad. El diálogo entre fe y cultura será otro ámbito de búsqueda en la que nos embarcaremos con entusiasmo en este Año de la fe.

  7. LA FE Y LA TRANSFORMACION DE LA REALIDAD

    En don de la fe nos permite ver nuestra historia de dolor en Honduras con los ojos de Dios: el Señor está con los que sufren y al final el bien vencerá sobre el mal. El Espíritu a través de la fe nos da la fuerza para transformar esta sociedad en el mundo nuevo, en ese Reino de Dios en la historia, que tanto ansía nuestro pueblo. De hecho la humanidad entera espera con ansias la manifestación de los hijos de Dios para ser liberada de la esclavitud de la corrupción (Cf. Rom. 8, 19-21).

Que a la hora de ir concretando los planes y programas  nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, de tal modo que en el Año de la fe, y a lo largo de toda nuestra vida de creyentes, vayamos logrando, como lo desea el Papa Benedicto XVI, “una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”  (Porta fidei, 6).

Que el ejemplo de María, discípula y misionera, bienaventurada por haber creído, nos guie en esta búsqueda incesante del encuentro con Cristo y de la espera fiel de su retorno glorioso.

CONFERENCIA EPISCOPAL DE HONDURAS