TEORÍA Y PRAXIS DE LA EDUCACIÓN

2012-07-30 L’Osservatore Romano
¿Cuáles son las prioridades irrenunciables al formar a los formadores?

El mundo en el que vivimos se caracteriza por un desenfrenado pluralismo cultural. A veces buscar los puntos comunes parece una empresa imposible. Lo que nuestros padres nos han entregado se pone en discusión sin excepciones y, no raramente, con una agresividad que me parece bien sintetizada por la expresión empleada por el Papa en referencia a un «Occidente que se odia a sí mismo». En este marco, los objetivos formativos son obligatorios: recuperar el significado de la dignidad humana, de cada hombre, superando los diferentes reduccionismos del ser humano que, desde muchas partes, hacen llegar el sonido de sus sirenas; recuperar el valor del diálogo, entendido como deseo sincero de “escucha del ’otro”; recuperar el valor contemplativo de la vida ordinaria, o bien la capacidad de descubrir el Absoluto en un acercamiento a la realidad capaz de superar la tentación imperante del nihilismo. En esta perspectiva la Universidad Lateranense está siguiendo desde hace un par de años un articulado proyecto formativo, centrado en cuatro puntos estratégicos: el estudio de la emergencia educativa; la formación de los formadores; el desarrollo de la comunicación dentro y fuera de la Universidad; la promoción de la pastoral universitaria, entendida en su conjunto como un acompañamiento eficaz, una verdadera orientación de los miembros de la comunidad académica en su formación integral, humana y cristiana.
¿Cómo recuperar la “categoría del testimonio” en la fe vivida?

Precisamente la categoría del testimonio califica de manera decisiva el perfil del profesor en la Universidad Lateranense. Dando por supuesta la “laicidad” de la profesión, de la investigación y de la docencia, quien enseña en la Universidad del Papa no puede por menos de ser un testigo de la fe, un experto de la síntesis teológica a la que debe conducir nuestra enseñanza, sin importar la disciplina de partida.

"Primer encuentro internacional de jóvenes católicos con vistas a la justicia social": ¿puede explicarnos de qué se trata?

La situación juvenil es dramática. En este contexto la Iglesia debe echar mano de todas sus energías, principalmente las espirituales, pero también las materiales, para que los jóvenes puedan encontrar en ella un puerto seguro. El fin de este encuentro, que tendrá lugar en nuestra Universidad, es dar voz a aquellos jóvenes que  día a día expresan su fe en alguna forma de compromiso social. Los promotores del evento son los jóvenes del movimiento internacional W4B: We're for Benedict, nacido recientemente a partir de las redes sociales. El Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización y el Consejo Justicia y paz han concedido su alto patrocinio. Mi sueño, como hijo de un gran soñador como fue don Bosco, es que de esta experiencia pueda nacer un organismo internacional de jóvenes católicos, comprometidos de manera permanente a definir líneas comunes de acción en lo social.  

Silvia Guidi