2012-08-17 Radio Vaticana
(RV).- Los jóvenes de la JMJ en todo el mundo con la mirada puesta en Río 2013, están celebrando el aniversario del último encuentro de esta gran manifestación juvenil católica, la de Madrid 2011 bajo el lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Tras la celebración de los “días en las diócesis” españolas y que fue un encuentro previo a la JMJ del 16 al 23 de agosto, miles de jóvenes de todo el mundo se pusieron en camino para participar en la cita en la capital española. Pocos días después -el 18 de agosto-, Benedicto XVI se uniría a todos ellos llegando hacia medio día con el repicar de las campanas de todas las iglesias de la gran metrópoli.
Los reyes de España, las autoridades nacionales, autonómicas y locales, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Cardenales de todo el mundo, sacerdotes, religiosas, fieles, y tantos jóvenes distribuidos a lo largo de las veredas, habían acudido al aeropuerto de Barajas para dar la bienvenida al Sucesor de Pedro. Les proponemos algunos momentos del primer discurso del Papa en el marco de tan alegre celebración, cuando explica el porqué de su visita, pero también la presencia de tantos jóvenes de todo el mundo.
Tras este primer momento con las autoridades en el Aeropuerto, el Papa tenía reservado su primer y gran encuentro oficial con los jóvenes en la Plaza de Cibeles, en el marco de “la fiesta de la acogida”, lo acompañaban el Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos el Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid.
En ese primer encuentro cinco jóvenes en representación de los cinco continentes recibieron al Santo Padre: Una joven polaca, un australiano, una coreana, un joven hondureño y una chica guineana. Cada uno de ellos ofreció al Santo Padre un don: el pan y la sal, flores típicas de las islas del Pacífico, arroz, un sarape, y granos de café. El Papa, entonces, dirigió su saludo de agradecimiento.
En nuestras próximas ediciones informativa seguiremos escuchando el magisterio del Papa y su mensaje a los jóvenes en la JMJ Madrid 2011.
(Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano)
Texto audio 1 extraído del discurso de llegada. Aeropuerto de Barajas, Madrid. 18.08.2011
Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia. Llego como Sucesor de Pedro para confirmar a todos en la fe, viviendo unos días de intensa actividad pastoral para anunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos.
¿Por qué y para qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid? Aunque la respuesta deberían darla ellos mismos, bien se puede pensar que desean escuchar la Palabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema para esta Jornada Mundial de la Juventud, de manera que, arraigados y edificados en Cristo, manifiesten la firmeza de su fe. … Aquí, en esta Jornada, tienen una ocasión privilegiada para poner en común sus aspiraciones, intercambiar recíprocamente la riqueza de sus culturas y experiencias, animarse mutuamente en un camino de fe y de vida, en el cual algunos se creen solos o ignorados en sus ambientes cotidianos. Pero no, no están solos… Ciertamente, no faltan dificultades. Subsisten tensiones y choques abiertos en tantos lugares del mundo, incluso con derramamiento de sangre. La justicia y el altísimo valor de la persona humana se doblegan fácilmente a intereses egoístas, materiales e ideológicos. No siempre se respeta como es debido el medio ambiente y la naturaleza, que Dios ha creado con tanto amor. Muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro.
Texto audio extraído del discurso 2 A, Fiesta de la Acogida, Plaza de Cibeles 18.08.2011
Queridos jóvenes amigos
Es una inmensa alegría encontrarme aquí con vosotros, en el centro de esta bella ciudad de Madrid, cuyas llaves ha tenido la amabilidad de entregarme el Señor Alcalde. Hoy es también capital de los jóvenes del mundo y donde toda la Iglesia tiene puestos sus ojos. El Señor nos ha congregado para vivir en estos días la hermosa experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud. Con vuestra presencia y la participación en las celebraciones, el nombre de Cristo resonará por todos los rincones de esta ilustre Villa. Y recemos para que su mensaje de esperanza y amor tenga eco también en el corazón de los que no creen o se han alejado de la Iglesia. Muchas gracias por la espléndida acogida que me habéis dispensado al entrar en la ciudad, signo de vuestro amor y cercanía al Sucesor de Pedro.
A todos os saludo cordialmente en el Señor y os reitero que es una gran dicha estar aquí con todos vosotros. Que la llama del amor de Cristo nunca se apague en vuestros corazones.