2012-08-22 L’Osservatore Romano
Treinta y tres días que impresionaron y conmovieron al mundo y que el mundo no ha olvidado: es grande y viva la herencia de Juan Pablo I, un Papa capaz de suscitar —a pesar de un Pontificado muy breve—la esperanza que él definía «la sonrisa de la vida cristiana». Una herencia que va emergiendo en toda su actualidad en las celebraciones anunciadas para recordar el centenario de su nacimiento, ocurrido en el mediodía del 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale, hoy Canale d'Agordo, en el Bellunese. Precisamente en estos días las calles de Canale d'Agordo están llenas de escultores de todas las partes del mundo que están realizando sus obras teniendo como hilo-conductor las palabras de Luciani en su primera visita como obispo a Canale d'Agordo, el 6 de enero de 1959: «Yo soy el pequeño de otro tiempo». El domingo 26 de agosto se conmemorarán los treinta y cuatro años de su elección a Pontífice y el 28 de septiembre el aniversario de su muerte. El mismo día la diócesis de Belluno-Feltre ha organizado una peregrinación para rezar delante de su tumba en las Grutas vaticanas. Luego, el 13 de octubre tendrá lugar un importante encuentro en Nueva York y el 17 de octubre, día de su nacimiento, se inaugurará el nuevo museo y el centro de estudios dedicados a él.