La Iglesia en México se prepara para acompañar a víctimas de la violencia

Escrito por  Mons. Carlos Garfias Merlos

La Comisión Episcopal para la Pastoral Social organizó la semana pasada un taller sobre modelos de atención a víctimas de violencia, en el cual participaron equipos de diversas diócesis del país, con el fin de compartir experiencias y apoyarse en metodologías para el acompañamiento a las víctimas de las diversas violencias que se dan en el país, desde la violencia intrafamiliar, la que sufren las mujeres y los niños, hasta la generada por el crimen organizado.

En la Iglesia vemos la violencia como un problema de salud pública ante el cual tienen que intervenir las instituciones del Estado y la sociedad entera para reducir sus efectos. Por ello, el Episcopado Mexicano está haciendo esfuerzos para afrontar el grave fenómeno de la violencia poniendo en juego los recursos institucionales, comunitarios y personales para intervenir desde la misión evangelizadora de la Iglesia que incluye la atención pastoral a las víctimas, la construcción de la paz y la reconciliación.

La Arquidiócesis de Acapulco ha participado activamente en esta iniciativa episcopal con el vivo interés de compartir las experiencias que tenemos en esta región y de aprender lo que están haciendo otras diócesis del país. Lo que buscamos es ir profesionalizando el acompañamiento integral a las víctimas, no solo a las generadas por el crimen organizado sino aún a aquéllas que son más invisibles y que tanto daño hacen a los niños, a las mujeres y a los pueblos indígenas como sectores más vulnerables.

La Iglesia facilita el diálogo y los acuerdos

Una de las tareas de la Iglesia es anunciar la reconciliación entre las personas y entre los pueblos para reconstruir la fraternidad cuando ha sido lesionada. Por eso, desde la misión evangelizadora, la Arquidiócesis de Acapulco ha aceptado participar en procesos de diálogo que faciliten la superación de aquéllos conflictos que manifiestan una exigencia de justicia y una necesidad de la paz.

Este ha sido el caso de mi participación en el proceso de diálogo entre el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a La Parota (CECOP) y el Gobierno del Estado de Guerrero en torno a un conflicto que lleva casi una década, derivado del proyecto de la Comisión Federal de Electricidad para construir una gran presa en las inmediaciones del río Papagayo.

El hecho de celebrar la firma de los Acuerdos de Cacahuatepec entre las partes interesadas, para continuar con una ruta de diálogo ante las instancias federales que llegue a una solución definitiva al conflicto es el resultado de la buena voluntad y del esfuerzo perseverante para arribar a condiciones de justicia y de paz, tan necesarias para el desarrollo integral de los pueblos. La Iglesia se congratula por este hecho y felicita a las partes, esperando que continúen las iniciativas para solucionar los conflictos por las vías del diálogo abierto y respetuoso.

+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
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Nacional