2012-08-25 L’Osservatore Romano
En un mundo secularizado, en el que especialmente a las nuevas generaciones les falta una experiencia personal con Dios y son «religiosamente analfabetos», el mejor modo de anunciar el Evangelio es el de mostrar a Dios de manera palpable, evidente, por caminos que no exijan iniciaciones costosas y difíciles. Es ejemplar en este sentido la comunión entre consagrados, porque testimonia la posibilidad de «ofrecer algo de experiencia de Dios a muchos que están lejanos». El cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica está convencido de ello. Tanto es así que ha hecho de ello el punto central de su intervención sobre «Comunión y evangelización» ante una numerosa presencia de consagrados en Madrid, en el ámbito de la pasada Semana de la vida religiosa.
La comunión, explicó, hace posible «dar visibilidad a la salvación que anunciamos», nos da la posibilidad de mostrar a Dios, «respetando las exigencias de la “secularidad”, sin usar recursos o medios directamente religiosos. Y esto es decisivo para la pastoral indirecta, pero también para la pastoral directa».