San Gil o San Gil abad que significa “El protegido o defendido” en latín; o “cabrito” en griego.
Cuenta la historia que San Gil fue un ermitaño de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII. Algunas leyendas piadosas lo consideraban un rico heredero emigrado de Marsella y establecido como anacoreta en un bosque, en la desembocadura del río Ródano y con el tiempo edificó un monasterio.
De Francia la devoción por San Gil pasó a España y luego llegó a América del Sur.
Es considerado el patrono de mendigos, pastores y enfermos de cáncer. San Gil fue siempre conocido por su popularidad y bondad. Durante la Edad Media y como consecuencia de los milagros brindados fue llamado como el Abogado de los pecadores, por haber ayudado en su conversión al Rey Carlos; Protector de pobres, tullidos, arqueros, por haber sido herido por una flecha; abogado contra el miedo y el incubo, por ayudar a una cierva en peligro; y defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia, llamada “mal de San Gil”.
Se le consideró uno de los “14 santos auxiliares”. Se le representa como anacoreta, con varios atributos: cierva, lirio, flecha clavada en el brazo, dos puertas (regalo del Papa a su monasterio) y un mensaje celeste en una filacteria por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo confesar.