2012-09-09 L’Osservatore Romano
La Lumen gentium sigue siendo «el horizonte hermenéutico esencial para toda reflexión ulterior, sea de carácter teológico sea de carácter propiamente espiritual y pastoral» sobre la figura y el papel de la Virgen María en la historia de la salvación. La audiencia concedida la mañana del sábado 8 de septiembre, en Castelgandolfo, a los participantes en el XXIII congreso mariológico mariano internacional, ofreció a Benedicto XVI la ocasión para reafirmar las enseñanzas del Vaticano II sobre las cuestiones relativas a la figura de la Madre de Dios. Sin agotar todas las problemáticas relacionadas con ella, el documento es el resultado de las decisiones asumidas por los padres conciliares sobre el modo de tratar la figura de María y su «cooperación en el plan de la salvación y en la única mediación de Cristo». Se decidió enriquecer la constitución dogmática sobre la Iglesia con un capítulo dedicado a la Virgen. Por tanto, a ese texto conciliar es preciso referirse como «precioso punto de equilibrio, siempre necesario, entre la racionalidad teológica y la afectividad creyente». Y el Papa recordó también que ya en la Verbum Domini había invitado a proseguir al respecto en la línea marcada por el Concilio.