2012-09-28 L’Osservatore Romano
La perfección moral y espiritual vale más que cualquier resultado físico y constituye el valor más grande del deporte. Lo dijo Benedicto XVI a los participantes en el 23° congreso internacional de medicina del deporte, a los que recibió en audiencia el jueves 27 de septiembre por la mañana en la Sala de los suizos del palacio pontificio de Castelgandolfo.

En el discurso en lengua inglesa a los congresistas procedentes de ciento diecisiete países de los cinco continentes, el Papa puso de relieve «la capacidad que tienen el deporte y los esfuerzos atléticos de unir a las personas y a los pueblos en la búsqueda común de una pacífica excelencia competitiva», como lo han demostrado los recientes juegos olímpicos y paralímpicos de Londres. Por lo demás —agregó el Pontífice— «la llamada universal y la importancia del atletismo y de la medicina del deporte están justamente reflejados también por el tema del Congreso de este año, que trata de las implicaciones a nivel mundial de vuestro trabajo, y de su potencial posibilidad de inspirar a muchas personas distintas en todo el globo».