2012-10-22 L’Osservatore Romano
“Dar testimonio y a anunciar el mensaje cristiano conformándose a Jesucristo”: es este “el estilo del evangelizador” que indicó Benedicto XVI en la homilía de la misa celebrada en la plaza de San Pedro el domingo 21 de octubre por la mañana, al término del rito durante el cual fueron proclamados siete nuevos santos. Tres hombres y cuatro mujeres, religiosos y laicos, de los cinco continentes: modelos de santidad para una Iglesia que, con el Año de la fe, a los cincuenta años del Concilio Vaticano II, quiere renovar el anuncio del Evangelio a los hombres de su tiempo y busca, en tales modelos de vida, inspiración y apoyo. Una indicación importante a una semana de la conclusión del Sínodo sobre la nueva evangelización y en el día en que se celebra la Jornada misionera mundial.
En su homilía el Papa propuso los elementos más significativos de la vida de cada uno de los nuevos santos subrayando qué hace actual su testimonio de fe.
Casi queriendo poner el acento sobre la constante referencia a la santidad en muchas intervenciones de los padres sinodales estos días, el Pontífice recordó que en la Iglesia esta vocación universal “tiene siempre su fuente en el misterio de la Redención”. Por este motivo la canonización celebrada “constituye una elocuente confirmación de esta misteriosa realidad salvadora”. Y “esto vale tanto para la misión ad gentes como para la nueva evangelización en las regiones de antigua tradición cristiana”. Por lo demás, “estos nuevos santos, diferentes por origen, lengua, nación y condición social, están unidos con todo el Pueblo de Dios en el misterio de la salvación de Cristo, el Redentor”, recalcó.
Al final de la misa, el Pontífice rezó la oración del Ángelus con los fieles reunidos en la plaza, invitándoles a dirigirse a “quien es Reina de todos los santos, la Virgen María”.
Benedicto XVI quiso además dirigir su pensamiento a Lourdes, que sufre un grave desbordamiento del Gave y la inundación de la gruta de las apariciones de la Virgen. Y refiriéndose a la celebración de la Jornada misionera mundial, encomendó a la materna protección de la Virgen “a los misioneros y misioneras, sacerdotes, religiosos y laicos que en toda parte del mundo esparcen la buena semilla del Evangelio”. Los nuevos santos —explicó— “nos introducen hoy en la semana misionera”; “de modo especial sostendremos espiritual y materialmente a quienes anuncian a Cristo en los distintos continentes”.