San Serapión

Date: 
Domingo, Noviembre 14, 2021
Clase: 
Santo

Su juventud y su vida fueron de las más aventurero que podían ocurrir en aquella época. Serapión nació en Londres en 1179, hijo de Rotlando Scoto, capitán y noble de la corte inglesa de Enrique II. Participó con su padre en la Tercera Cruzada, aunque aun era un niño; bajo el mando de Ricardo Corazón de León participó en la conquista de Tolemaida (San Juan de Acre) y el asedio de Ascalón. El destino quiso que a su regreso de las Cruzadas, el buque encallara en la costa de Venecia, obligándoles a continuar su viaje por tierra. Por el camino los supervivientes fueron hechos prisioneros del duque de Austria. El rey y su padre fueron liberados, pero Serapión fue detenido en calidad de rehén. Destacó por su bondad ante el príncipe Leopoldo de Austria, que lo tomó a su servicio; allí le llegó la noticia de la muerte de sus padres, por lo que permaneció en la corte de Austria, dedicándose a obras de caridad y piedad. Formaba parte del séquito de Leopoldo que fue en ayuda del rey de España contra los moros, con el deseo de luchar contra los musulmanes, enemigos de la religión cristiana. La expedición, superada la resistencia de los albigenses en el sur de Francia, llegó a España cuando ya, el 19 de julio de 1212, los moros habían sido derrotados (batalla de Navas de Tolosa). Serapión permaneció al servicio del rey Alfonso de Castilla, participando en las batallas posteriores. Cuando en octubre de 1214 falleció el rey Alfonso, Serapión regresó a Austria, partiendo con el duque Leopoldo a la Quinta Cruzada, en 1217, primero a Palestina y luego a Egipto.

En 1221, cuando acompañaba a doña Beatriz de Suabia que iba a desposarse con Fernando el Santo, de Castilla, conoció en Daroca a san Pedro Nolasco, que había fundado en 1218 la Orden de Santa María de la Merced, para la redención de los cautivos cristianos esclavizados por los árabes. Decidió abrazar el Instituto en 1222, dedicándose primero a la atención y la educación religiosa de los esclavos liberados, y luego pidiendo limosna para su «redención» (es decir, su rescate) en España y Francia. Junto a san Ramón Nonato, en 1229, hizo la primera «redención» en Argelia, la liberación de 150 esclavos; y en el mismo año participó con san Pedro Nolasco, el fundador, en la conquista de las Islas Baleares, donde fundó el primer convento de la Orden. De nuevo volvió a Argel en 1232, siempre con san Ramón, liberando otros 228 esclavos; al regreso estos se amotinaron contra los dos sacerdotes santos que reprochaban sus vicios, pero una terrible tempestad calmada por las oraciones de los dos santos, aplacó el motín y, pidiéndoles perdón, regresaron a la tranquilidad.

Pero sus aventuras no habían terminado: en 1239 san Pedro Nolasco lo envió a Inglaterra, su país natal, para difundir la Orden, pero el barco fue atacado por piratas que lo apalearon salvajemente y, creyéndole muerto, lo abandonaron desnudo en una playa desierta; fue socorrido y vestido por unos pescadores, y a continuación, se allegó a sus familiares en Londres, pero fue expulsado de allí, porque desaprobaba la requisición de los bienes de la Iglesia, así que pasó a Escocia e Irlanda. En 1240 regresó a España e hizo un rescate en Murcia de 98 esclavos, y otros 87 en Argelia, donde permaneció como rehén para liberar a otros infelices. Los moros se irritan por su predicación y por las conversiones que consigue, por lo que lo ataron a una cruz de san Andrés y lo maltrataron salvajemente, con odio ciego. Le rompieron todas las articulaciones de las extremidades, le extrajeron los intestinos, lo envolvieron con ellos y le cortaron la cabeza, cumpliendo así el martirio el 14 de noviembre de 1240.

fuente: Santi e Beati

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