XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B - Jesucristo, Rey del Universo

CATEQUESIS DE JESUCRISTO SOBRE EL SENTIDO DE SU REINADO EN (Jn. 18, 33 - 37)

Escrito por: S.E. Don Felipe Padilla Cardona

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»

Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»

Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» Palabra del Señor.

Jesucristo responde claramente a Pilato el sentido de ser Rey: ciertamente no es un rey político, revolucionario sino es un Rey con una función ricamente religiosa, es decir, es el Rey Mesías esperado por los judíos, el que estamos escuchando y celebrando hoy en esta Eucaristía. Su reinado inició en el pesebre de animales en un establo de Belén, y culminó en la cruz, castigo de los condenados más viles. Y aunque tuvo la posibilidad, no quiso descender de aquel tormento; pues su realeza es la obra más pura de su amor, de su misericordia hacia nosotros, como la estamos haciendo realidad ahora.

La naturaleza espiritual de su reino, consiste en traernos la luz de la verdad, es decir, su reinado es un reinado verdadero, que toca lo más profundo de nuestro ser. Pues para esto, él ha venido a nuestro mundo: para predicar la verdad y dar testimonio de la misma, aunque lo haga con el sacrificio de su vida. Para vivir la verdad y la justicia, se necesita desearla ardientemente, experimentarla y vivirla por el influjo de la gracia de Jesucristo en nosotros. Pilato que creía en otro rey, está convencido que tiene delante de si en Jesús, un iluso necio, que quería solamente enseñar una verdad superior, por eso le pregunta: ¿qué cosa es la verdad?. Respuesta que Pilato no espera. Verdad que nosotros ahora estamos confesando, por medio de nuestra fe y celebrando en esta Eucaristía: la verdad de todo un Dios que lleno de misericordia, hasta la muerte en la cruz, nos invita a que caminemos en la verdad y la justicia, construyendo una persona, una familia, una sociedad. En fin una civilización del amor, que nos haga sentir y vivir como miembros activos y dinámicos de su reino.

Aunque su reino sea espiritual, la Iglesia de Jesús, de la cual somos miembros vivientes nosotros, en la situación presente, tiene como personas importantísimas, hombres y mujeres que viven en este mundo; dato que nos habla claramente de las relaciones entre la Iglesia y la autoridad civil: de mutua colaboración y respeto en el campo de acción de cada una de ellas ¡”Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”!. Donde Jesús apostó todo a su reinado, por los caminos de la verdad – amor y justicia. Hagámoslo realidad con nuestras acciones y obras de misericordia. Y así nos encaminaremos todos juntos con Cristo hacia la meta de la vida que no termina.

† Felipe Padilla Cardona