CUANDO EL ENEMIGO ESTÁ EN CASA

2012-12-16 L’Osservatore Romano
Washington, 15.

El enemigo está en casa: hoy Estados Unidos se tiene que interrogar de nuevo sobre el modo de contener la violencia que le golpea desde el interior. Una violencia feroz —ciertamente alimentada por un acceso demasiado fácil a armas cada vez más letales— que esta vez ha caído sobre los niños de una escuela de Connecticut, la Sandy Hook de Newton, una pequeña localidad rodeada de bosques a un centenar de kilómetros de New York. Allí se materializó ayer la peor pesadilla de cualquier padre: Adam Lanza, armado hasta los dientes a pesar de sus veinte años y de una historia de profundo trastorno psíquico, abrió fuego contra los alumnos y los docentes, tras haber asesinado a su madre en casa —también ella profesora de la Sandy Hook— y a otro familiar. El balance de pocas horas de locura es terrorífico: 28 muertos, entre ellos 20 niños.

Benedicto XVI ha expresado su profunda participación en el dolor de las familias golpeadas. Así se desprende del telegrama que, con la firma del secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, se ha enviado al administrador diocesano de Bridgeport, monseñor Jerald A. Doyle. Asegurando cercanía en la oración a las víctimas de este impactante suceso, el Papa pide a Dios que consuele a cuantos están de luto y que sostenga a toda la comunidad “con la fuerza espiritual que triunfa sobre la violencia a través del poder del perdón, de la esperanza y del amor que reconcilia”.

Por pura casualidad la matanza de niños de Connecticut ha coincidido con la víspera del aniversario de la segunda enmienda de la Constitución estadounidense que garantiza el derecho a la posesión de armas. Una disposición ratificada el 15 de diciembre de 1791: a medida de Estados Unidos hace 221 años.