Mensaje de Navidad: “Conoce a Jesús, es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona”

Escrito por Mons. Carlos Garfias Merlos

A toda la comunidad de la Arquidiócesis de Acapulco y a los hombres y mujeres de buena voluntad:

Les saludo a todos con especial cariño, deseando que la paz, la alegría y la ternura del amor de Dios reinen en sus hogares.

«He aquí, que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y le pondrá el nombre de Emmanuel, que significa Dios con nosotros.» (Mt 1, 23)

Queridos hermanas y hermanos, el evangelista Mateo, reconoce en Jesús, nacido de la Virgen María, la realización de la famosa profecia de Isaías: “He aquí, que la virgen concebirá y dará un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa: “Dios con nosotros”, “Dios está con nosotros”.

La maternidad de Marìa, es una expresión central de las verdades de la fe cristiana, ella es la Madre del Verbo encarnado, que es “Dios de Dios”, “Luz de Luz” “Dios verdadero, de Dios verdadero”.

El título de —Theotókos—Madre de Dios, ya testimoniado por Mateo en la fórmula equivalente de Madre del Emmanuel, Dios con nosotros, expresa la verdadera dimensión de su maternidad: es madre del Hijo de Dios, a quien engendró virginalmente según la naturaleza humana y educó con su amor materno, contribuyendo al crecimiento humano de la persona divina, que vino a nuestro mundo para transformar el destino de la humanidad.

Con la encarnación del niñito Jesús, se realiza lo que Dios anunció por boca de los profetas. En Jesús Dios está liberando y salvando al hombre, expresión de la ternura y de la cercanía de Dios amoroso, que baja hasta nosotros, se hace igual a nosotros, camina a nuestro lado y esta de nuestra parte. Jesús es el regalo más preciado, el don auténtico de Dios a su pueblo, para que vivamos plenamente en la comunión con Él y con los hermanos. Esta es la alegre noticia de Navidad: ¡“Dios está con nosotros”, es nuestra alegría y nuestra esperanza! Es el mejor regalo que pueda recibir cualquier persona. En Él podemos encontrar luz humilde y fuerza vigorosa para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio del sufrimiento, de la enfermedad, del dolor humano, de la culpa y de la muerte.

En el marco del Año de la Fe convocado por S.S. el Papa Benedicto XVI, les invito a que como Arquidiócesis de Acapulco, respondamos y abramos nuestro corazón a este momento especial de gracia y de compromiso con una conversión a Dios cada vez más plena, para que reforcemos nuestra fe en Él y para que comuniquemos con entusiasmo la alegría de creer a los hombres de nuestro tiempo.

Que durante este tiempo especial de gracia experimentemos la alegría de participar en esta “nueva primavera del cristianismo” y confirmemos nuestra fe rectamente expresada, igual que redescubramos los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada.

Queridos hijos, les invito para que esta Navidad volteemos con gratitud a la ternura del amor Divino que se sigue manifestando de forma sencilla, callada y humilde en nuestra vida diaria y miremos nuestra vida, con la mirada tierna y bondadosa del Niñito Jesús. Que esta Navidad nos impulse con la fuerza del Espíritu a vivir una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo.

Celebrar la Navidad es favorecer y realizar una experiencia de fe, un encuentro profundo y personal con Jesús, como dinamismo de conversión personal, pastoral y eclesial, capaz de impulsar hacia la santidad y el apostolado a los bautizados, y de atraer a quienes han abandonado la Iglesia, a quienes están alejados de la influencia del Evangelio y a quienes aún no han experimentado el don de la fe.

Navidad, es tiempo de amor, de esperanza, de reconciliación y de paz, por esto, les sigo exhortando también a que no nos cansemos de seguir pidiendo con mucha fe a Jesús, el Príncipe de la paz, el don preciado de la paz, esa paz que tanto necesitamos todos, esa paz profunda y completa que es la paz con Dios, la paz del corazón, la paz que brota de reconciliarnos unos con otros, la paz expresada con los que están cerca y con los que están lejos. Recordemos que, para que esto sea posible el hombre tiene que acoger este Don de la paz en su corazón, y ser constructor responsable de la paz con los demás, sobre los fundamentos de “la verdad, la justicia, el amor y la libertad”.

Si queremos ser constructores de paz, hay que favorecer el encuentro con el otro, el diálogo honesto, profundo, transparente y veraz, el entendimiento objetivo y sin segundas intenciones, la tolerancia y el respeto a la diversidad como manifestación de la caridad y el ejercicio responsable de la solidaridad y del perdón, éstas serán expresiones concretas de conversión.

Confío en que vivamos y disfrutemos en familia y en comunidad, la celebración Eucarística de Noche Buena y Navidad en su más profundo y vivificante misterio, y que esta fiesta sea fuente de fresca alegría y manantial de paz para nuestras familias y logremos experimentar con gozo dentro de cada uno de nosotros el gran don mesiánico de la paz, ya que es Dios mismo que con la Encarnación de su Hijo bendice para siempre a su pueblo con la Paz.

Que los regalos de esta navidad surjan de lo más profundo de nuestros corazones, de forma sencilla y autentica, mostrando a los demás nuestra alegría de vivir, nuestra sonrisa suave y delicada para todos sin distinción, repartiendo buenas obras en palabras, y gestos amables, como panecitos sabrosos y vino que alegra la vida, y que seamos pródigos en expresiones de cariño y amor sincero.

En esta Navidad quiero expresarles que el mejor de todos los regalos que puede recibir cualquier persona es darle a conocer a Jesús, haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo. (Ap. 29). Demos a conocer a Jesús como la mejor forma de desear de corazón ¡Feliz Navidad!

Que la fe en la encarnación del Hijo de Dios ilumine nuestra vida y nuestra vida sea testimonio creíble, alegre y luminoso de nuestra fe. Que brillemos en un mundo lleno de sombras por nuestras buenas obras, y sepamos dar razones de nuestra esperanza.

A todos les abrazo con afecto y les imparto de corazón mi bendición.

¡Feliz Navidad!

+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Acapulco
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