Santos Sabino y compañeros mártires

Date: 
Miércoles, Diciembre 30, 2020
Clase: 
Santo

DE ACUERDO con la leyenda, Sabino, a quien reclaman como su obis- po diversas ciudades italianas, fue detenido junto con varios miembros de su clero durante la persecución de Diocleciano. Todos los aprehendidos comparecieron ante Venustiano, el gobernador de Etruria, quien mandó traer una estatuilla de Júpiter para que Sabino la adorase. Pero el obispo arrojó al suelo la imagen de un manotazo y la hizo pedazos, por lo cual el gobernador mandó que le cortasen las dos manos. Dos de sus diáconos, llamados Marcelo y Exuperancio, hicieron también una valiente confesión de fe, lo que les valió ser colgados por las muñecas a las estacas y azotados ahí hasta que murieron. El obispo Sabino fue devuelto a la prisión, y los cuerpos de los dos diáconos quedaron sepultados en Asís.

Una viuda, llamada Serena, entró a la cárcel con el último de sus hijos, un niño ciego, para que Sabino lo tocase. El mártir le bendijo con el muñón de su brazo derecho y, al punto, la criatura recuperó la vista. Después de aquel prodigio, muchos de los que estaban presos junto con el obispo, pidieron el bautismo. Se afirma que no pasó mucho tiempo sin que, incluso el gobernador Venustiano, quien padecía una enfermedad en los ojos, se convirtiese al cristianismo y, más tarde tanto él como su esposa y sus hijos sacrificaron sus vidas por Cristo.

San Sabino fue trasladado a Espoleta y ahí le apalearon hasta matarlo. Sus restos fueron enterrados a poco más de un kilómetro de aquella ciudad. San Gregorio el Grande habla de una capilla construida en honor de este mártir, cerca de Fermo, y pide a Crisanto, obispo de Espoleta, que le envíe algunas reliquias de San Sabino para su iglesia. Este mártir y sus compañeros se conmemoran en la fecha de hoy en el Martirologio Romano, el cual menciona también el 11 de diciembre a otro San Sabino, obispo de Piaeenzu durante el siglo cuarto. Este fue un hombre de tanta sabiduría y tan grande virtud, que San Ambrosio acostumbraba enviarle sus escritos paru (pie los criticase y aprobase, antes de publicarlos.

Butler Alban - Vida de los Santos