LA ÚLTIMA edición del Martirologio Romano hace una larga alabanza de estos mártires en los siguientes términos: "En Constantinopla, la conmemoración de los santos Tigrio, sacerdote, y Eutropio, lector, quienes, en tiempos del emperador Arcadio, habiendo sido acusados falsamente de haber provocado el incendio que consumió la catedral y el senado, como un acto de venganza por el destierro, de San Juan Crisóstomo, sufrieron el martirio bajo Optato, prefecto de la ciudad, quien practicaba supersticiosamente la adoración de los falsos ídolos y era acerbo enemigo de la religión cristiana". Esto parece suponer que los dos santos murieron juntos. En realidad, si bien es seguro que Eutropio, joven de gran apostura y de vida irreprochable, perdió la vida en la brutal tortura a la que ambos fueron condenados, parece que el sacerdote Tigrio sobrevivió a ella. El "Diálogo" comúnmente atribuido a Paladio, nos informa que Tigrio fue después desterrado a Mesopotamia. Tigrio era un eunuco y antiguo esclavo, a quien San Juan Crisóstomo amaba mucho por su bondad y caridad. El objeto de la tortura, en la que, además de la flagelación y el potro, se aplicaron antorchas encendidas a las partes más sensibles del cuerpo de las víctimas, era obtener informaciones sobre los autores del incendio; pero ninguno de los mártires pronunció una sola palabra que pudiese comprometer a otros.
Butler Alban - Vida de los Santos