LA VIDA de San Agrecio (o Agricio) ha adquirido particular interés en estos últimos años, debido a las discusiones sobre la autenticidad de la "Santa Túnica de Tréveris". Según la vida del santo (se trata de un documento ciertamente no anterior al siglo XI y considerado por los críticos como obra de pura imaginación), Agrecio fue primero, patriarca de Antioquía; después, el Papa San Silvestre, a instancias de la emperatriz Elena, madre de Constantino, le nombró obispo de Tréveris. Esa región de Alemania, que había sido evangelizada casi dos siglos antes, volvió a caer prácticamente en el paganismo. San Agrecio se dedicó a construir ahí iglesias y a establecer relaciones más estrechas con el centro de la cristiandad. Santa Elena le animó en esta tarea y le envió una parte de las preciosas reliquias descubiertas por ella en Tierra Santa. Así llegaron a Tréveris uno de los clavos de la cruz, el cuchillo de la Ultima Cena, los cuerpos de los Santos Lázaro y Marta, y lo que pasaba por ser la túnica inconsútil del Señor. Pero el carácter poco fidedigno de la biografía de San Agrecio, que narra esto, no es un argumento en favor de la autenticidad de los hechos. Pír otra parte, la placa de marfil de origen bizantino, que algunos interpretan como una representación de los Santos Silvestre y Agrecio transportando en un carro las reliquias a Tréveris, se refiere probablemente a otra translación de reliquias a Constantinopla, bajo el emperador León I (457-474). Se afirma también que San Silvestre concedió a Tréveris, en la persona de San Agrecio, la primacía sobre todos los obispos de la Galia y la Germania. Dejando aparte estas ficciones, los únicos datos ciertos que poseemos sobre San Agrecio son que asistió como obispo de Tréveris al Concilio de Arles, en 314, y que fue sucedido por San Maximino.
Butler Alban - Vida de los Santos