Campaña de la Fraternidad 2013, ¡Heme aquí: envíame!”(6,8)

Queridos hermanos y hermanas,

Ante nosotros se abre el camino de la Cuaresma, impregnado de oración, penitencia y caridad, que nos prepara para vivir y participar más profundamente en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En el Brasil, esta preparación ha encontrado un válido apoyo y estímulo en la Campaña de Fraternidad, que este año llega a su quincuagésima realización y se reviste ya de las tonalidades espirituales para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro en julio próximo: de ahí su tema “Fraternidad y Juventud”, propuesto por la Conferencia Episcopal Nacional con la esperanza de ver multiplicada en los jóvenes de hoy la misma respuesta que dará a Dios el profeta Isaías: “¡Heme aquí: envíame!”(6,8).

Con alegría me uno a esta iniciativa cuaresmal de la Iglesia en el Brasil, enviando a todos y a cada uno un cordial saludo en el Señor, a quien confío los esfuerzos de todos cuantos se empeñan por ayudar a los jóvenes a convertirse – como ya les pedí en San Pablo – “protagonistas de una sociedad más justa y más fraterna inspirada en el Evangelio” (Discurso a los jóvenes brasileños, 10/05/2007). Los “signos de los tiempos”, en la sociedad y en la Iglesia surgen también a través de los jóvenes; menospreciar estos signos o no saberlos discernir es perder ocasiones de renovación.

Si están presentes, estarán también en el futuro. Queremos jóvenes protagonistas integrados en una comunidad que los acoge, demostrando la confianza que la Iglesia deposita en cada uno de ellos. Esto requiere de guías - sacerdotes, consagrados o laicos - que permanezcan nuevos por dentro, no importa la edad, que puedan hacer camino sin imponer direcciones, mostrando empatía solidaria, dando testimonio de salvación, que la fe en el seguimiento de Jesucristo alimenta cada día.

Por eso, invito a los jóvenes brasileños a buscar cada vez más el sentido de la vida en el Evangelio de Jesús, la certeza de que es a través de la amistad con Cristo que experimentamos lo que es bello y lo que nos redime: “Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado” (Is 6,7). De ese encuentro transformador, que deseo a cada joven brasileño, surge la plena disponibilidad de quien se deja invadir por un Dios que salva: “Heme aquí, envíame a mí" A mis compañeros "- ayudándoles a descubrir el poder y la belleza de la fe en medio de los desiertos" (espirituales) del mundo contemporáneo, en el que se debe tomar sólo lo que es esencial: (...) el Evangelio y la fe de la Iglesia, de la cual los documentos del Vaticano II son una expresión luminosa, como es el Catecismo de la Iglesia católica »(Homilía en la apertura del Año de la Fe, 11/10/2012).

Que el Señor conceda a todos la alegría de creer en Él, de crecer en su amistad, de seguirlo en el camino de vida y testimoniarlo en todas las circunstancias, para transmitir a la siguiente generación la inmensa riqueza y belleza de la fe en Jesucristo. Con el deseo de una fructífera Cuaresma en la vida de cada brasileño, especialmente de las nuevas generaciones, bajo la protección maternal de Nuestra Señora de Aparecida, concedo a todos una especial Bendición Apostólica

Vaticano, 8 de febrero de 2013

Benedicto XVI

(Traducción del portugués: Raúl Cabrera -Radio Vaticano)