FAUSTINO Y Jovita que eran hermanos habían nacido en Brescia, de noble cuna. Las "actas" de estos mártires son de autoridad dudosa, de suerte que lo único cierto son sus nombres y el hecho de su martirio. Según la tradición de Brescia, ambos santos predicaron valientemente el cristianismo, en tanto que el obispo de la ciudad se había escondido por temor. Su celo excitó la furia de los paganos. Un poderoso señor pagano, llamado Julián, les aprehendió. Los mártires fueron torturados y enviados a Milán, Roma y Napóles, de donde volvieron finalmente a Brescia. Citaremos un hecho para ilustrar el carácter extravagante de estas novelas hagiográficas: Se cuenta que durante el viaje de Roma a Napóles, los santos bautizaron a 191,128 personas; 42,118 en Lubras, 22,600 en el Puente Milvio, 73,200 en Roma y 53,210 en Napóles.
En vista de que ni las torturas ni las amenazas consiguieron doblegar su constancia, el emperador Adriano, que se hallaba de paso en Brescia, ordenó que fuesen decapitados. La ciudad de Brescia, les venera como sus principales patronos y pretende poseer sus reliquias.
El Martirologio Romano conmemora el 18 de abril a San Calocero, quien desempeña un importante papel en la leyenda de los Santos Faustino y Jovita. En efecto, según la tradición, Calocero había nacido en Brescia y, en su calidad de oficial de la corte, presenció el suplicio de los mártires, acompañando al emperador Adriano. La constancia de esos dos confesores de la fe y el hecho prodigioso de que las fieras del circo no les tocasen, convirtió a Calocero, quien fue bautizado por el obispo Apolonio, junto con otros 12,000 ciudadanos. Calocero estuvo prisionero y fue torturado en varias ciudades de Italia, particularmente en Asti, donde instruyó a San Segundo, cuando éste fue 4, visitarle a la prisión. Finalmente fue transladado a Albenga de Liguria, y decapitado a la orilla del mar.
Butler Alban - Vida de los Santia