Benedicto XVI: la Cuaresma y día del amor y la amistad

Escrito por Lic. Paola Rios

Deseo hablar de tres temas, aunque sea brevemente.

El primero de ellos es acerca de la anunciada renuncia del Papa Benedicto XVI. Han brotado comentarios de todo tipo. Reitero que a muchos nos ha dejado sorprendidos y con pesadumbre. Pero en la indagación de las razones que le hayan motivado a dar este paso no hay que buscar demasiado, pues él mismo lo ha expresado: él considera que quien esté como Papa al frente de la Iglesia requiere de vigor en el cuerpo y en el espíritu, dada la transformación del mundo de hoy y que afecta a la vida de la Iglesia, y él no se siente con ese vigor que se necesita; lo ha meditado larga y detenidamente ante Dios y lo hace para bien de la Iglesia, sabiendo que el Pastor supremo es Cristo Jesús y la sigue conduciendo con la presencia de su Espíritu.

En varios siglos no se había dado la renuncia del Papa, estamos habituados a que haya nuevo Papa hasta que muera el anterior. Aunque me duela y nos duela esta noticia del Papa Benedicto XVI, yo veo que ha tomado la decisión con mucha lucidez, humildad y valentía. Por otra parte, no huye de la situación, sino que quiere seguir presente espiritualmente y desde la oración constante por la Iglesia. Como el mismo Papa nos invita, sigamos orando por él, también por el nuevo Papa que Dios tenga en su corazón, lo mismo que por todos los que formamos la Iglesia para que demos testimonio firme y apasionado de Jesucristo y su Evangelio.

Esto me lleva al segundo tema: Seguir a Cristo Jesús en comunión eclesial, conforme a la Cuaresma que hemos iniciado con el rito de la ceniza. La Cuaresma es un tiempo fuerte que nos conduce a otro tiempo fuerte y más importante, por decirlo así, que es la Pascua. La Cuaresma pierde sentido si no se vive orientada a la Pascua. La penitencia cuaresmal no debe ser cerrada en sí misma, como desgraciadamente sucede en muchas celebraciones y devociones: el tiempo de la Cuaresma lleno de devociones y ritos, pero el tiempo de la Pascua casi vacío de celebraciones, como si lo fuerte ya hubiera terminado. Ciertamente nos hemos de unir con nuestra penitencia a la que Cristo hace de cuarenta días de ayuno y oración antes de iniciar su misión pública, para luego culminar ésta con su muerte en la cruz y con su resurrección. Por eso la celebración cuaresmal desemboca en la celebración de la cincuentena pascual.

En este sentido cada ejercicio penitencial –oración, ayuno o limosna, según nos invita Jesucristo y lo hemos escuchado en el Evangelio de san Mateo- nos ayude en un doble aspecto: por una parte a ir venciendo y superando nuestros egoísmos, que nos alejan de Cristo; por otra parte a ir creciendo en la paz y libertad interior, que nos une a Cristo. En otras palabras, La penitencia exprese el doble aspecto de la conversión, que es renuncia pero también crecimiento; cada ejercicio penitencial signifique ir muriendo a nosotros mismos e ir viviendo más para Dios en Cristo.

Paso al tercer y último tema que quiero tratar, uniéndolo a los anteriores: hoy celebramos el Día del Amor y la Amistad. El amor y la amistad son palabras con un rico significado en nuestra vida y relación. Todos somos sensibles al amor y la amistad. Pues bien, invito a usted a celebrar este día y todos los días el amor y la amistad unidos a Cristo Jesús, el Amigo fiel y generoso, que ha dado su vida por nosotros.

Lo que he dicho del sentido del ejercicio penitencial, que lo apliquemos a la forma de celebrar y compartir el amor y la amistad: purificando y superando toda muestra de egoísmo, de placer rastrero; en cambio cultivando y ayudando a vivir un amor noble, fiel y generoso, como el de Cristo. En otras palabras, que en la celebración del Día del Amor y la Amistad no nos busquemos egoístamente a nosotros mismos, sino que nos alegremos por el bien de la otra y las otras personas; la celebración del Día del Amor y la Amistad no sea un paréntesis en el tiempo cuaresmal, sino una forma muy concreta de vivir la Cuaresma y de prepararnos a la Pascua. Para el bautizado, el verdadero amor, la verdadera amistad no pueden ser sin Cristo. Feliz Día del Amor y la Amistad.

Tehuacán, Pue., 14 de febrero de 2013

+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
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