SAN TEÓDULO y San Julián sufrieron el martirio en Cesárea de Palestina, inmediatamente después de los cinco egipcios conmemorados el día 16 de febrero, aunque el Martirologio Romano venera su memoria en este día.
Teódulo, hombre sabio y piadoso, ocupaba un puesto de importancia en la casa de Firmiliano, gobernador de Palestina, quien le tenía eii gran estima. Habiendo sido testigo de la fortaleza y paciencia de los cinco egipcios martirizados, Teódulo acudió a la prisión para alentar a los que se preparaban a sufrir un martirio semejante. Al saber esto, Firmiliano se irritó sobremanera contra su protegido, le reprochó amargamente su actitud y le condenó a ser crucificado, sin haber querido oír su defensa. Teódulo recibió con alegría la sentencia y sufrió con gozo una forma de tormento que le asemejaba a su Salvador y le llevaría a reunirse con El.
Julián, que participó en el triunfo de Teódulo, no era más que un catecúmeno. Los fieles le estimaban mucho por su carácter ejemplar. Había estado ausente de Cesárea y acababa de volver, cuando recibió la noticia de la reciente tortura y ejecución de los mártires egipcios. Inmediatamente se dirigió al lugar del martirio, donde besó y abrazó los cadáveres. Los guardias le tomaron prisionero al momento y le llevaron ante el gobernador. Viendo éste que Julián se mostraba tan firme como los otros, no perdió el tiempo en interrogatorios, sino que le condenó inmediatamente a la hoguera. Julián dio gracias a Dios por el honor de morir por su causa y le ofreció su vida en sacrificio. La paciencia con que soportó la tortura del fuego lento dejó estupefactos a los verdugos y a los espectadores.
Butler Alban - Vida de los Santos