La palabra del Obispo

Escrito por Lic. Paola Rios
Acercándose la fecha y la hora que el Santo Padre ha señalado con toda precisión para dejar el cargo de Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal, invito a toda la comunidad diocesana a que nos unamos con afecto filial y gratitud para encomendar a Dios a nuestro querido Papa quien, retirado voluntariamente a una vida de oración, seguirá ayudando a la Iglesia como padre espiritual.

Por ello pido a mis hermanos sacerdotes que el próximo jueves, día 28 de febrero, a las 12 hrs. del medio día, celebremos en todos los templos, en los que sea posible, una Eucaristía para dar gracias por estos casi ocho años de generoso y humilde Pontificado. En la Santa Iglesia Catedral tendremos a esa misma hora la solemne concelebración a la que invito a participar a todos los fieles de esta Ciudad Episcopal.

Ante los variados comentarios a propósito de la renuncia del Papa, debemos entender que se trata de una decisión plenamente libre y consciente que tomó Benedicto XVI después de prolongada oración y madura reflexión, conforme a lo que está establecido en el Código de Derecho Canónico.

Hace casi tres años que el Papa había declarado a un periodista alemán en una larga entrevista publicada con el título “Luz del Mundo” que: “si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”.

Un poco antes también había expresado que el Papa no debería pensar en la renuncia por huir de situaciones adversas. “justamente en un momento como éste hay que permanecer firme y enfrentar la situación difícil. Se puede renunciar en un momento sereno o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir en el peligro diciendo: que lo enfrente otro”. (Página 43).

De modo que hemos de descartar las interpretaciones falsas y hasta malévolas de que el Papa ha sido cobarde o fue presionado para dar este paso. Con respeto y admiración veamos más bien su gran sentido de responsabilidad y sensatez que es un ejemplo para todos.

Desde el día 28 de febrero por la tarde se debe omitir en la plegaria eucarística la frase “y con el Papa Benedicto”… “a tu servidor el Papa Benedicto”. Más bien les recomiendo como conclusión de la oración de los fieles o al final de la misa, tomemos la plegaria: por la elección del nuevo Papa: “Dios nuestro, tú que como Pastor Eterno conduces a tu grey con solicitud constante, concede a tu Iglesia un Pontífice que te agrade con su santidad de vida y se consagre enteramente al servicio de tu pueblo. Por Cristo Nuestro Señor”.

+Alberto Suárez Inda,
Arzobispo de Morelia
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Nacional