Vigas, tubos y tornillos ante el Juicio universal

2013-03-07 L’Osservatore Romano
Es impresionante ver la Capilla Sixtina transformarse en una obra en plena actividad bajo la mirada penetrante del Juez universal que plasmó Miguel Ángel. Desde la tarde del martes 5 de marzo, la Sixtina está cerrada al público para permitir los trabajos necesarios para el desenvolvimiento del cónclave.

Entre los obreros que suben y bajan de los andamios; los restauradores que retocan los muros laterales que hasta hace pocas horas estaban protegidas por paneles transparentes; montones de pernos, largas hileras de tubos y tablones; y cientos de lámparas que hay que sustituir, han hecho su tímida aparición las dos estufas de hierro fundido – una es de 1938, la otra de 2005 –, centro de la curiosidad mediática de estos días. En una se quemarán las papeletas de las votaciones; en la otra, con dispositivos electrónicos, se creará el humo negro o blanco que indicará el resultado de las votaciones hasta que se produzca la elección.

En las obras están empleados los diversos trabajadores que integran la compleja máquina técnica del Estado Vaticano: desde los laboratorios de electricistas, al sector de construcción, el sector termohidráulico, los talleres mecánicos, la carpintería, los técnicos de los Museos Vaticanos.